Publicado en la Revista Lubarri (Diciembre 2012). APA Karmelo Ikastetxea (Donostia)
“Voy a ayudarte, Dios mío, a no apagarte en mí, pero no puedo garantizarte nada por adelantado. Sin embargo hay una cosa que se me presenta cada vez con mayor claridad: no eres tú quien puede ayudarnos, sino nosotros quienes podemos ayudarte a ti y, al hacerlo, ayudarnos a nosotros mismos. Eso es todo lo que podemos salvar en esta época, y también lo único que cuenta: un poco de ti en nosotros, Dios mío. Quizá también nosotros podamos sacarte a ti a la luz en los corazones devastados de los otros”
Etty Hillesum

Etty Hillesum es una mujer judía de 27 años que escribió este pensamiento en su diario un año antes de ser deportada a Auschwitz donde murió.
Desde estos sentimientos quiero invitaros a caminar este año hacia el Portal de Belén, con mula o sin mula ¡menudo revuelo se ha preparado este año ante la Navidad a cuenta de la mula y el buey de la cueva de Belén! Queremos caminar hacia la presencia de Dios que se hace hombre por amor y que quiere llenar nuestro corazón de paz para contagiarla, con mula o sin mula.
¿Quieres caminar a Belén? Para caminar hacia Belén lo primero será preguntarnos qué tiene que cambiar en mi vida para poder emprender este peregrinaje. Nada de medias tintas: ¿Quiero o no quiero acercarme hasta Él?
He tomado mi decisión: voy a emprender el camino, así que voy a prepararme. Si me pongo a caminar con tantas cosas, no podré llegar muy lejos, el peso aminorará mis pasos y agrandará mi cansancio, el camino me parecerá largo e imposible y corro el riesgo de renunciar a mi gran decisión: voy hacia Belén.
¿Qué me sobra? ¿Qué me está estorbando en mi vida que me impide descubrir la grandeza de la vida que tengo, el regalo de Dios en cada amanecer?
Tomate un tiempo, ponte ante él, pídele que te ayude a despegarte de todo lo que te estorba, y descubre y agradece el regalo de tu vida.
Belén no es solo un lugar geográfico. Belén es, ser persona. Las prisas, los problemas, las heridas,… van haciendo aflorar en cada uno su lado más oscuro, ese que menos nos gusta. Para hacer nuestro viaje necesitamos preguntarnos por ese asunto personal que hay en lo más profundo de nosotros mismos, el que nos hace vivir como lo que somos: Hijos muy amados de Dios. ¿Has caído en la cuenta de cuantas veces te has sentido feliz al lado de esa persona que quieres, que significa tanto en tu vida? ¿Cuántas personas te han hecho sentir así? Cada uno es para el otro un regalo porque estamos llamados a vivir juntos, a respetarnos y a querernos desde el amor personal que Dios nos tiene a cada uno.
Si lo pensamos bien, no es tan difícil ser ese regalo para el otro. Deja crecer en tu corazón actitudes de perdón, de acogida, de comprensión, saluda siempre con una sonrisa, pero sobre todo: saluda.
Hacemos un alto en nuestro camino para dar gracias a Dios por las personas que se han cruzado en nuestra vida. Unas lo habrán hecho por un corto espacio de tiempo y otras forman parte del paisaje de cada día, pero todas ellas han dejado su huella en nuestras vidas y nos han ayudado a ser lo que somos.
Ser persona, es ser de este mundo.Belén nos invita a abrir nuestras fronteras personales, esas que no sabemos bien como hemos ido construyendo. Camino de Belén, sintiendo el peso de mis pasos cansados, del barro que se pega a mis sandalias, del polvo que va ensuciando mi ropa, me pregunto ¿qué es lo que le pasa al mundo?, ¿qué es lo que le lleva a tanta corrupción, guerra, desastres?
¿Cómo te sientes indignado o dignado? Tienes derecho a sentirte de una u otra manera.
Yo prefiero sentirme dignado, aunque a veces tengo que luchar por hacer brotar ese sentimiento en mí. Prefiero sentirme dignado, llamado a ahorrar problemas, que estos ya brotan como las setas en tiempo de lluvias seguidas por un sol esperanzador. Prefiero sentirme llamado a ofrecer y construir soluciones, a ser de los emprendedores en nombre del Evangelio, de los que escucharon la Buena Noticia y quieren hacerla posible, de los locos que siguieron y siguen a Jesús de Nazaret, su mensaje, conscientes o inconscientemente, porque “el que no está contra nosotros, está con nosotros”. Prefiero ser de las personas que contagian optimismo, realista, pero optimismo.
¿Y tú, hoy, a qué te apuntas? No lo dejes en el aire. Concretiza. No hacen falta grandes heroicidades, porque como decía un anuncio publicitario “El total es lo que importa” y si te apuntas ¡ya somos uno más!.
Ser en este mundo es usar el corazón. En esta altura del camino creo que ya has adivinado lo importante que es usar el corazón, amar, amar sin medida, amar a los que nos quieren, y también a los que no nos tienen en cuenta, incluso a los que no nos quieren, y todavía más allá: “Amad a vuestros enemigos”.
Espera un momento. Mírate hacia adentro. ¿Qué cosas tocan tu corazón? ¿Cuáles son tus riquezas? ¿Qué es lo más importante en tu vida? ¿Qué ocupa más espacio en tu corazón las cosas o las personas?
Usar el corazón es recibirle. Estamos llegando a Belén. Abre los ojos y descubre que es Belén quien está llegando a ti. Has hecho el camino y es Él quien desciende hasta ti, quien llama a tu puerta: “Escuchad pastores una gran noticia”.
Abre tu puerta si al emprender el camino, por la costumbre, tuviste la previsión de dejar tu casa “bien cerrada”.
Abre la puerta porque es Dios quien está llamando y Él no la va a forzar. La puerta de tu vida se abre desde dentro. Sólo tú tienes la capacidad y el derecho de abrirla.
Está a la puerta, espera que le abras y tú lo intuyes. Y antes de decidirte a abrir, a invitarle a pasar, echas una ojeada a tu casa ¿está preparada para recibir visitas? Hay algunas cosas esparcidas por el medio del salón, en algunos rincones se ha acumulado el polvo, ayer no baje la basura, ni los cartones al reciclaje. Está cerca, lo intuyo, pero todavía tengo tiempo. Quiero que se encuentre: ¡en su casa!.
Son esas pequeñas cosas de cada día, ese criticar sin caridad, ese encerrarme en mi misma, ese dejar el trabajo duro para el otro,…
Nunca lo hubieras imaginado:
DIOS HA NACIDO EN TI, HA HECHO DE TU VIDA, DE TU CASA,
LA CUEVA DE BELÉN.
VUELA TAN ALTO COMO PUEDAS
Dios, ya hemos dicho, es muy respetuoso, así que esto sólo sucederá si tu quieres. Como a Zaqueo te dice: Hoy, quiero hospedarme en tu casa. Puede parecer una barbaridad pero
“DIOS NECESITA DE TI”
Mª Victoria Alonso Domínguez , CM
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