
En el informativo anterior informábamos sobre el Campo de Trabajo que se iba a realizar en El Salvador durante el mes de Agosto. Hoy os compartimos la experiencia que hemos vivido del 4 al 28 de ese mes.
El Salvador es un país pequeño, por lo que un viajero puede visitar los principales atractivos en tres o cuatro días y moverse de un punto a su opuesto en 45 minutos. Esta tierra es un paraíso tropical, posee incontables paisajes y una gran riqueza en recursos naturales, así como una cultura sumamente interesante.
El grupo está formado por seis personas, Pedro de Murcia, Miriam de Barcelona, Vitoria y Loli de Trigueros y las hermanas Mª José García e Isilda Leal. Después de un largo viaje de 13 horas, fuimos recibidos por las hermanas de Prados de Venecia que nos esperaban en el aeropuerto. Llegados a la comunidad nos acogen con cariño y en fraternidad.
Al día siguiente nos integramos en la festividad del Divino Salvador, patrono de este pueblo. Nos impresionó su expresión religiosa y de fe.
Queriendo dar vida a los objetivos que nos hemos propuesto para este Campo de Trabajo, nos adentramos en el proyecto y misión que las hermanas de la Laguna realizan en medio de los más pobres. Visitamos familias, estuvimos con los niños discapacitados, subimos a la Montañona donde vive una pequeña comunidad y donde existen muchos vestigios de la guerra. A este grupo de personas las hermanas los visitan y acompañan en su crecimiento espiritual y humano.
Pasamos una semana en Plan del Pino donde la comunidad de hermanas conviven con una difícil realidad social. Colaboramos en la escuela Fe y Alegría, recibiendo grandes muestras de cariño por parte de los niños y profesores que forman el complejo educativo. Aquí nuestra misión no consistía tanto en el hacer, como en el estar y acoger a estos niños con grandes carencias de recursos y afectos. También participamos del proyecto de nutrición y del futuro centro para la promoción de jóvenes (Cijuven – cm). Durante estos días el grupo hemos experimentado la sencillez, el agradecimiento y la sonrisa del pueblo de este cantón.
Los días se van sumando y volvemos a Prados de Venecia, otros rostros, otra realidad, otra misión. Acogiendo la propuesta de trabajo de las hermanas, el grupo se pone manos a la obra en el centro educativo, acompañando a niños con dificultad de aprendizaje dándoles refuerzo en las distintas áreas. También se imparten talleres al alumnado de la Academia de profesionalización. Estos talleres tratan sobre el Liderazgo, la Auto-estima y la Familia. Además se participó en el trabajo de la clínica.
Durante estos días tuvimos la oportunidad de visitar algunos lugares significativos y recorrer la ruta de los mártires: la UCA (universidad centro americana), el hospitalito donde vivió y murió Monseñor Romero, la cripta donde reposa su cuerpo; Estando allí pudimos sentir un pequeño temblor de tierra.
Experimentamos el ruido y el bullicio del mercadillo en el centro de la ciudad. Degustamos las famosas “pupusas”, los “tamales”, los “frejoles”, el “maíz”, comida típica de este lugar, y una gran variedad de frutas y zumos tropicales.
Los días van pasando a prisa y se termina nuestra estancia y misión en El Salvador. Sentimos que nuestro corazón se ha ensanchado y al volver a nuestra familia, a la comunidad, al trabajo o a la universidad, la experiencia vivida nos llevará a vivir de una forma más responsable y solidaria con los demás.
Agradecemos de corazón a las tres comunidades que nos han abierto sus puertas y nos cuidaron con tanto cariño y generosidad. GRACIAS también a todas las hermanas por el interés, los mensajes y la oración que se ha hecho sentir.
Isilda y Mª José
“Dar gratis lo que hemos recibido gratis”

El grupo ha estado formado por dos hermanas carmelitas misioneras Maria José García del Castillo y María Isilda Leal, junto con ellas viajamos cuatro personas más, Pedro Cayuela Ruiz, María Victoria García Bogeat, María dolores García Portillo y Miriam Ribas Romero.
Emprendimos viaje a El Salvador un 4 de Agosto, sin idea de lo que encontraríamos al llegar ni a lo largo de todo lo que sería la experiencia de realizar un campo de trabajo en el país, y aunque viajábamos allí con grandes expectativas y mucha ilusión, todo lo que allí nos esperaba y encontramos a lo largo de los días 24 días que pasamos supero con creces nuestras expectativas.
La experiencia del campo de trabajo en El Salvador ha resultado muy enriquecedora para cada uno de nosotros, con cada una de las vivencias hemos aprendido un poquito más a valorar todo lo que tenemos en nuestro día a día, y a adquirir una imagen mucho más real de lo que es El Salvador y su gente.
En nuestro recuerdo queda cada uno de los momentos vividos allí, desde aquí queremos agradecer a cada una de las personas que conocimos en el camino y que nos regalaron su tiempo, su cariño y sus sonrisas, y en especial a las hermanas que nos ayudaron y nos acogieron con todo aquello que tenían.
Agradecemos haber podido tener la oportunidad de haber vivido tal experiencia, y en la medida de lo que pudimos hacer esperamos que lo mucho que ofrecimos allí ojala haya podido valer de algo, y haber dejado un recuerdo igual de maravilloso que el que nosotros nos trajimos a España.
En nombre de todos los participantes del campo de trabajo en El Salvador:
Gracias.
Miriam Romero
Campo Trabajo SS






















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