Publicado el lunes, 22 de abril de 2013
Celebrar 25 años de la Beatificación de Francisco Palau Quer, para la familia Palautiana, significa rememorar el gozoso acontecimiento eclesial, acaecido el 24 de abril de 1988, en el que la Iglesia reconocía públicamente el testimonio de fidelidad de una vida totalmente entregada a Dios, en servicio incondicional a la Iglesia.
Así lo declaraba y confirmaba el Papa Juan Pablo II, en la Homilía de Beatificación del Siervo de Dios: “Francisco Palau, desde su vocación carmelitana, hizo de su vida sacerdotal, una ofrenda generosa a la Iglesia, a través de sus largas horas de oración, centrada en el misterio eclesial y proyectada en infatigable servicio apostólico”.
Por eso, recordando en este día el hondo lema espiritual que impregnó la existencia terrena de Francisco: “Mi misión consiste en anunciar al pueblo que tú, Iglesia, eres infinitamente bella y amable y predicar que todos te amen”, somos conscientes de que en esta incondicional entrega eclesial, ejercía el gran mandamiento del Señor: amor a Dios y a los hermanos, con olvido de sí mismo y entrega ferviente en su actuar misionero.
Al rememorar este evento, toda la Congregación junto a los laicos del Carmelo Misionero Seglar, se sienten unidos a la Iglesia, en acción de gracias, glorificando y agradeciendo a Dios el gran don de Jesucristo, por el que recibimos copiosos frutos de salvación y santificación.
Que este aniversario suscite en nosotros un renovado estímulo de interiorización, y vivencia del legado espiritual de nuestro Fundador, traducido en compromiso orante, actuante y dinámico en favor de nuestros hermanos, mediante nuestro servicio apostólico. Al considerarnos herederos de un carisma profundamente eclesial, nos sentimos urgidos a vivir en constante expectación y anhelo de infinitud, para transmitir auténticas semillas de fe y esperanza, capaces de lograr que nuestro mundo crezca en mayor compromiso de amor y servicio a la Iglesia.
Maria Consuelo Orella cm
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