8 de marzo de 2012

No siempre la sociedad nos ha tratado bien, ni tampoco las religiones. La historia nos va dejando muestra de algunos pensamientos que reflejan los muchos muros que mujeres de todos los tiempos han tenido que ir derribando para conseguir la “casi” igualdad con los hombres.
“Cuando una mujer tuviera una conducta desordenada y dejara de cumplir sus obligaciones del hogar, el marido puede someterla y esclavizarla. Esta servitud puede, incluso, ejercerse en la casa de un acreedor del marido y, durante el período en que durase, le es lícito (al marido) contraer un nuevo matrimonio»
Código de Hamurabi (Constitución Nacional de Babilonia,
otorgada por el rey Hamurabi, que la concebió bajo inspiración divina, siglo XVII a.C.)
“La mujer debe adorar al hombre como a un dios. Cada mañana debe arrodillarse, nueve veces consecutivas, a los pies del marido y, con los brazos cruzados, preguntarle: Señor, que deseáis que haga?”
Zaratustra (filósofo persa, siglo VII a.C)
“Aunque la conducta del marido sea censurable, aunque éste se dé a otros amores, la mujer virtuosa debe reverenciarlo como a un dios. Durante la infancia, una mujer debe depender de su padre, al casarse de su marido, si éste muere, de sus hijos y si no los tuviera, de su soberano. Una mujer nunca debe gobernarse a sí misma.»
Leyes de Manu (Libro Sagrado de la India)
“La naturaleza solo hace mujeres cuando no puede hacer hombres. La mujer es, por tanto, un hombre inferior.»
Aristóteles (filósofo, guía intelectual y
preceptor griego de Alejandro, el Grande, siglo IV a.C.)
Pero hubo mujeres como Hiparquia, (año 346 a. C.) que sin ser la primera, ni la única filósofa, tuvo un puesto relevante en la Grecia de su tiempo. Con ella se enriqueció no solo la filosofía sino también las matemáticas y la astronomía. Se casó con su maestro y esto, va más allá de la sonrisa que se puede dibujar hoy en nuestros labios; en esta época estaba mejor considerada la unión amorosa entre dos hombres que entre hombre y mujer; la mujer era simplemente acogedora de la nueva vida. En una discusión con Teodoro, “el ateo” (compañero filósofo) al sentirse éste “pillado” aseveró: ¿Es esta la que abandonó la lanzadera y los telares”; a lo que Hiparquia, dando muestra de su gran personalidad respondió sin inmutarse: ¿Crees que he hecho mal en consagrar al estudio el tiempo que por mi sexo, debería haber perdido como tejedora?
«Que las mujeres estén calladas en las iglesias, porque no les es permitido hablar. Si quisieran ser instruidas sobre algún punto, pregunten en casa a sus maridos.“
San Pablo (apóstol cristiano, año 67 d.C.)
“Los hombres son superiores a las mujeres porque Alá les otorgó la primacía sobre ellas. Por tanto, dio a los varones el doble de de lo que dio a las mujeres. Los maridos que sufrieran desobediencia de sus mujeres pueden castigarlas: abandonarlas en sus lechos, e incluso golpearlas. No se legó al hombre mayor calamidad que la mujer.»
El Corán (libro sagrado de los musulmanes,
recitado por Alá a Mahoma en el siglo VI)
“Cuando un hombre fuera reprendido en público por una mujer, tiene derecho a golpearla con el puño, el pié y romperle la nariz para que así, desfigurada, no se deje ver, avergonzada de su faz. Y le está bien merecido, por dirigirse al hombre con maldad y lenguaje osado.»
Le Ménagier de Paris (Tratado de conducta moral
y costumbres de Francia, siglo XIV)
“Los niños, los idiotas, los lunáticos y las mujeres no pueden y no tienen capacidad para efectuar negocios.“
Enrique VII (rey de Inglaterra,
jefe de la Iglesia Anglicana, siglo XVI)
“El peor adorno que una mujer puede querer usar es ser sabia.“
Lutero (teólogo alemán, reformador protestante, siglo XVI)
Pero hubo mujeres como Teresa de Jesús (Ávila 1515) que sin abandonar del todo la aguja, toma la pluma para comunicar su pensamiento y experiencia creando un vínculo, entre ella y quien se acerca a sus escritos, que inmediatamente se ve involucrado en su vida. En su condición de mujer reconoce el deber de solicitar la opinión y el consejo de los confesores, autoridad eclesiástica, pero no de todos los confesores, sino de aquellos que “tienen letras”. No son pequeños pasos aquellos que la Santa de Ávila dio, y que hoy pueden pasar desapercibidos, como el que sus hijas pudieran elegir a sus confesores, y sin embargo constituyen el cimiento de otros avances que hoy disfrutamos.
«Todas las mujeres que sedujeran y llevaran al matrimonio los súbditos de Su Majestad mediante el uso de perfumes, pinturas, dientes postizos, pelucas y relleno en caderas y pechos, incurrirían en delito de brujería y el casamiento quedaría automáticamente anulado.»
Constitución Nacional Inglesa (ley del siglo XVIII)
Pero hubo mujeres como Benazir Bhutto (Pakistán 1953) que llegó a dirigir el Partido Popular de Pakistán (PPP), y ser Primer Ministro, cargo nunca ocupado por una mujer en un país musulmán, en dos ocasiones. En ambos mandatos fue destituida por supuesta corrupción.
Esta situación la hizo emigrar de su país hasta 2007 en que el presidente en el poder eliminó todos los cargos que pesaban contra ella. Benazir Bhutto se presentaba como candidata de la oposición, cuando fue asesinada en una manifestación. Solamente faltaban dos semanas para las elecciones.
Son mujeres tomadas al azar, mujeres que tienen tras de ellas otras mujeres conocidas y sobre todo, muchas mujeres anónimas que hoy siguen luchando por la igualdad, la justicia, la paz y, por qué no, por el reconocimiento.
Sirvan estas palabras de Teresa de Calcuta (Macedonia 1910) en homenaje a todas las mujeres que caminan, luchan y viven para que no necesitemos un “DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER” porque todo ser humano reconoce los DEBERES Y DERECHOS de TODOS los seres humanos.
Nunca te detengas
Siempre ten presente que la piel se arruga, el pelo se vuelve blanco,
Los días se convierten en años…
Pero lo importante no cambia; tu fuerza y tu convicción no tienen edad.
Tu espíritu es el plumero de cualquier tela de araña.
Detrás de cada línea de llegada, hay una de partida.
Detrás de cada logro, hay otro desafío.
Mientras estés viva, siéntete viva.
Si extrañas lo que hacías, vuelve a hacerlo.
No vivas de fotos amarillas…
Sigue aunque todos esperen que abandones.
No dejes que se oxide el hierro que hay en ti.
Haz que en vez de lástima, te tengan respeto.
Cuando por los años no puedas correr, trota.
Cuando no puedas trotar, camina.
Cuando no puedas caminar, usa el bastón.
¡Pero nunca te detengas!
Mª Victoria Alonso
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