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Él viene (PASA), viene siempre

Publicado en «LUBARRI» Junio 2012 – APA Colegio «El Carmelo» – Donostia

Comparto este momento de oración con vosotros al finalizar la cincuentena de PASCUA. ¿Qué es la PASCUA? ¿La PASCUA acaba? ¿Son cincuenta días?. ¿Y los otros 315?

La palabra PASCUA proviene del latín PÁSCAE, que a su vez fue tomada del griego πάσχα (pasja), que la adaptó del hebreo פסח (pésaj), que significa “PASO”.

Los judíos celebraban la PASCUA conmemorando el PASO de YHAVE, la noche antes de la salida de Egipto hacia la TIERRA de CANAÁN. 

Los cristianos celebramos la PASCUA DE RESURRECCIÓN, el PASO de la MUERTE a la VIDA.

Y la PASCUA DEL ESPÍRITU porque Dios PASA y se queda con nosotros regalándonos sus DONES: Ciencia, Consejo, Fortaleza, Piedad,…

Y la PASCUA DE NAVIDAD porque Dios PASA y se hace HUMANIDAD en la fría cueva de Belén.

Siempre estamos en PASCUA porque Dios PASA y se instala cada día en nuestra vida. Pero… en nuestros ritmos de vida habituales, es difícil verlo, saborearlo, disfrutarlo.

Estos días, física y psicológicamente, nuestro cuerpo y nuestra mente piden vacaciones, el calor comienza a hacer mella en nuestro ánimo, soñamos con un tiempo distinto, con una experiencia que cambie nuestra vida, con una PASCUA, un PASO, que realmente VIVIFIQUE y RENUEVE nuestras horas, nuestras relaciones, nuestro entorno,…

Ya sé que estamos en crisis económica (además de otras), que tenemos familia, marido, mujer, hijos, que a veces no coinciden las fechas de vacaciones, que puede que el trabajo de los unos, y/o las notas de los otros, no permitan un tiempo de serenidad y de cambio juntos, y mucho menos el lujo de tomarme unos días para mí, para mi solito, para encontrarme conmigo, para preguntarme, quien soy, dónde voy, cuáles son mis deseos, por qué mi felicidad es tan volátil y mi genio tan primario, quién eres tú para mí, que soy yo para ti, dónde queda Dios en este mundo de prisas, de relaciones, de lucha, …

¿Y si me pusiera a tiro para verle PASAR, para sentir su presencia, para escuchar su Palabra, para dejarme mirar por él, amar por Él?

Es un hecho que prácticamente todas las culturas y religiones conocidas han buscando consciente e inconscientemente la soledad para encontrase consigo mismo y para encontrase con la divinidad. Podemos recordar a Abrahan, Moisés, Elías, Juan el Bautista y hasta el mismo Jesús, pero también a Mahoma, Buda, Shiharta, Gandi,…. y tantos y tantos que desde el “encuentro” en soledad han dejado su huella en nuestro mundo.

No os propongo que este verano abandonéis todo y a todos, no propongo a nadie que se vista de sayal y ceniza y se lance al desierto a comer langostas como Juan el Bautista, pero sí me atrevo a proponeros el considerar, el poder coger, al menos, de uno a tres días de silencio y encuentro personal: de PASCUA.

– Uf, no puedo, no puedo,… tengo que, tengo que,… tengo que…

¿No os gustaría recuperar aquellos sueños de adolescente y de joven, aquella vida de búsqueda y ensayo que tan bien encontré reflejada en el primer libro de aquel piloto de aviación aprendiz de escritor “Juan Salvador Gaviota”? Os confieso que yo siento un fuerte deseo de hacerlo.

Ya sé que no puedo, que el tiempo y el miedo me frenan pero ¿hacemos un ensayo pequeñito? Es tiempo de rebajas. Ni uno, ni dos, ni tres días ¡Una tarde! Una tarde para ti solo, allí donde mejor te encuentres, allí donde nadie te moleste, mejor en medio de la naturaleza, de la nada; ahí… donde has elegido.

Vas a pasar la tarde tú sólo. Procura, al principio no es fácil, hacer silencio, no distraerte. Puedes estar ante una de las tardes más decisivas de tu vida.

Yo llevaría algo para picar, una botella de agua, mi cuaderno y boli,  y la Biblia. Quizá te ayude la música ¿el MP3?, yo creo que no lo haría, porque quiero dejarme envolver por la naturaleza y ésta, tiene siempre su propia música.

Hazte la idea de que entras en el desierto. Como te decía desde tiempos remotísimos, muchos hombres y mujeres han ido al desierto a “buscar”. ¿A buscar? Parece una paradoja ¿verdad? En el desierto apenas hay nada, sólo silencio, eso es lo que necesitamos y eso es lo que estamos buscando para ordenar las ideas, para lograr el encuentro, para escuchar la voz de Dios que clama en tu interior, para vivir la PASCUA, su PASO.

Seguramente que si no lo has hecho nunca tu “yo adulto” sentirá vergüenza y te dirá que esto es una bobada, que son juegos de niños o sueños de adolescentes. Si eres capaz de vencer a tú “yo adulto” coge algo que te una físicamente a la naturaleza que te rodea: una corteza de árbol, una piedra, una hoja,… Cierra los ojos…, siéntela…. acaríciala,… no tengas prisa,… el tiempo es tuyo, todo tuyo… disfruta del momento, del contacto… y aprovechando que estás con los ojos cerrados trata de identificar los sonidos que llegan hasta ti.

Siente el aire puro que respiras, sin apenas darte cuenta: Inspira, expira, inspira,… sin forzar, a tu ritmo, pero siéntelo, siente como con el aire se renueva la vida…

Entra como el aire, dentro de ti mismo, aprovecha su viaje para llegar a todas las partes de tu cuerpo y sentir, la vida.

¿Lo notas? Todo está a tu disposición para que te encuentres con lo más profundo de ti mismo.

¿Estás sólo contigo? Date tiempo, porque irás descubriendo que es una soledad en compañía. Nunca, ni en los momentos de mayor paz, ni tampoco en los de mayor dolor, si te encuentras contigo, experimentarás que estás solo, siempre estás en compañía, Él siempre está ahí.

Imagina la sorpresa de Moisés ante la zarza que ardía sin consumirse en medio del desierto ( Ex 3, 1-6.9-11). Acércate y contempla el misterio. Preséntate al Señor: ¡Aquí estoy!; y… si te atreves … pídele: ¡Habla!. No tengas miedo, porque al fin y al cabo, eso es lo que estás buscando.

No tengas prisa, dedica tiempo, se paciente, la tarde es tuya.

Prepara tu corazón para la escucha. Seguro que Dios hablará. No sé si esta tarde, no sé si como tú imaginas, no sé si como tú quieres, pero Dios siempre habla. Elías esperaba la Palabra de Dios y Dios… tardaba en llegar  (1Re 19,11-13).

Otras veces es que aún no hemos aprendido a reconocer la voz del Señor como le pasaba a Samuel (1 Sam 3,1-20).

No tengas miedo, las cosas se van clarificando poco a poco a base de escuchar, de estar pendiente. Nadie te asegura que la palabra que escuches te vaya a gustar, pero si que te “despertará”.  Será esa verdad que hay en ti y que todavía no has podido, o no has querido escuchar.

No tengas miedo, deja que Él te diga lo que quiere de ti. Descubre los sentimientos que hace brotar en ti este encuentro y, déjate llevar por ellos.

¿Y qué hago? No estás solo. Pregúntaselo a Él: Maestro bueno que tengo que hacer…. (Mc 10, 17-22); También a Juan le preguntaron: ¿Qué tenemos que hacer? (Lc 3, 3-18),…

Encontrarme conmigo me descubre que no estoy solo, y cuando me encuentro con Él descubro que mi vida no acaba donde acaba mi piel, que hay “otros” que forman parte de mí y yo de ellos. Que como Jesús pidió al Padre: TODOS SOMOS UNO.

Y cuando la tarde va cayendo, va llegando a su fin, antes de regresar a tu vida, a tu tiempo de siempre pregúntate de nuevo: ¿Qué sentimiento deja este rato de encuentro, de oración, en tu vida?. No acabes esta tarde sin descubrir, aunque no hubieras oído nada, que Jesús, te mira con cariño y que te espera cada día, porque cada día es PASCUA. Dios siempre abre futuro. Dios siempre está ahí:

«Cuando tenemos una esperanza total en la vida, a pesar de nuestras caíads y dudas.
Cuando se siente la desesperación y, sin embargo, se experimenta un consuelo interior que nadie no puede quitar.
Cuando experimentamos el desgarrón de la muerte propia o ajena y la sabemos asumir con fe y con esperanza.Cuando aceptamos libremente una responsabilidad, aunque no tengamos claras perspectivas de éxito y de utilidad.
Cuando vivimos con serenidad y perseverancia la existencia de cada día, a veces amarga, decepcionante y aniquiladora, y despreciada, y la aceptamos por una fuerza cuyo origen no podemos abarcar ni dominar.
Cuando nos entregamos sin condiciones y cuando el caer se convierte en un verdadero estar de pie.
Cuando en el fondo de nuestros interrogantes y nuestros conocimientos nos sentimos abrazados por un misterio que nos acoge y nos salva y que experimentamos como el fondo más profundo y auténtico de nuestro ser.
Cuando vivimos las tieblas del aparente sin-sentido en nuestra vida, porque esperamos una promesa que no podemos entender.
Cuando vivimos las experiencia fragmentarias del amor, la belleza y la alegría, como promesa del amor, la belleza y la alegría plena que un día recibiremos junto a Dios.
Cuando somos capaces de orar en medio de las tinieblas y el silencio, sabiendo que siempre somos escuchdados, aunque no percibamos una respuesta que se pueda razonar».
(Karl Rahner (1904-1984) 
Y no dejes de volver a buscar su PASO una y otra tarde, entre el bullicio de la gente y la  intimidad del silencio, de la soledad y no te sorprendas si un día le escuchas “TE ORDENO QUE SEAS FELIZ”

«¿Qué haríais -preguntó el Maestro a la concurrencia- si Dios os hablara directamente a la cara y os dijera: ‘OS ORDENO QUE SEÁIS FELICES EN EL MUNDO MIENTRAS VIVÁIS’?» Richard Bach (Ilusiones) 

Estate siempre alerta a escuchar la Palabra que te dirige, a ti, solo a ti y empéñate en construir ese mundo nuevo.

FELIZ PASCUA DE VERANO

Mª Victoria Alonso Domínguez CM

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