Es Dios quien nos busca

En Vísperas de la fiesta del P. Palau, al leer, reflexionar, orar… sus Obras, nos damos cuenta que Francisco Palau atrae por la totalidad de su persona. Su modo de pensar y de sentir, la manera de decidir y de relacionarse, con Dios y con sus semejantes por el modo de proceder en los asuntos más diversos que le sucedieron. Y nos preguntamos: ¿dónde estuvo el secreto de tanta armonía, de su personalidad tan realizada y tan fecunda? La respuesta es que su vida tuvo mucho de búsqueda y encuentro, de tenacidad y docilidad, en donde por un lado se hace transparente la acción de Dios y por otro, su esfuerzo, totalmente entregado a las obras del amor, al servicio de su Amada. “Te amo, Tú lo sabes: mi vida es lo menos que puedo ofrecerte en correspondencia a tu amor… Yo ya no soy cosa mía, sino propiedad tuya; porque te amo, dispón de mi vida, de mi salud y reposo y de cuanto soy y tengo”. (M. Rel. III, 1-2; Ct. 57, 2-5)

De una manera honda y poética Francisco Palau nos da a conocer su búsqueda: “Te busqué dentro… y sigue… “Te busqué ¿Dónde estabas entonces? ¡Ah, estabas tan cerca… (M. Rel. 22,16 siguientes). Francisco Palau, repetidamente en sus diálogos eclesiales, afirma que no es por nuestra voluntad de querer, de buscar, por la que nos abrimos a la experiencia de Dios; la iniciativa parte de Él; ya lo había experimentado y escrito San Juan de la Cruz : “Es de saber que, si el alma busca a Dios, mucho más la busca su Amado a ella” (Ll. 3, 28). Francisco Palau en su camino de búsqueda, llega el momento decisivo en que reconoce que Dios ha tomado la iniciativa. Declara que lo sucedido en aquel encuentro extraordinario con la Iglesia (Ciudadela) fue fruto de la gracia y no de su esfuerzo, manifiesta la gratuidad del acontecimiento: “Te hallé porque tú me saliste al encuentro, te hallé porque tú te diste a conocer, y si tú no te hubieses revelado, así hubiera desaparecido de entre los mortales, sin relacionarme contigo. ¡Qué sorpresa la mía cuando te hubiera visto sin velos en el cielo!” (M. Rel. 22, 16).

Vivir con la certeza que Dios nos amó primero cambia la perspectiva: “En esto está el amor, no es que nosotros hayamos amado a Dios, sino que Él nos amó primero” (1 Jn. 4,10) Va tomando conciencia de un camino progresivo de unión en fe, esperanza y amor: “Todos mis soliloquios y ejercicios se han dirigido a una sola cosa, que es unirme en fe, esperanza y amor con mi Amada. Esta unión bien veo tiene siempre más y más, porque mientras más perfecta es la caridad, más íntimamente está el corazón unido con su Amada” (M. Rel. 8, 22) Forjado en la espiritualidad carmelitana la interioridad palautiana es un modo de leer y de vivir el Evangelio. El centro de la pedagogía palautiana siempre es la persona concreta, que oculta dentro de sí enormes tesoros. Para Palau Dios habita en el interior de todo ser humano y es en esa interioridad donde realiza su gran obra: “La obra grande de Dios en el hombre se labra en el interior” (Ct. 38, 2) Para Palau es una interioridad eclesial, “Dios y los prójimos, Dios… sólo habita en corazones unidos por el amor” (Ct. 7, 3) Esta es la novedad que nos aporta la mística eclesial de Francisco Palau, proceso de simplificación: “La tengo y su presencia me basta” (M. Rel. 2, 14) Leyendo su correspondencia a partir de 1860, descubrimos su convencimiento de que Dios le llama para la predicación y confía que muy pronto se le manifestará en plenitud su personal misión y vocación que no tenía otro fin y objetivo que la gloria de Dios y el bien de su Iglesia (Ct. 50, 51).

Se puede afirmar que el rasgo más característico de la espiritualidad de Francisco Palau es la eclesialidad: su vivencia íntima gira en torno a la realidad misteriosa de la Iglesia, el mundo de sus preocupaciones, el entramado de su pensamiento está polarizado por este núcleo central. Su caso es excepcional en la historia de la espiritualidad cristiana. No se conoce ninguna otra figura similar de mística radical y esencialmente “eclesiocéntrica”, que personalice a la Iglesia y experimente un camino de unión con Ella.
Os invito a orar el tema con sus textos directos del P. Palau.
Francisca Mª Esquius C.M.
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