¿Cómo empezar en este camino hacia tu propia interioridad?
Para ayudarte a silenciar la mente y entrar en tu «cueva» interior puedes comenzar sintiendo tu cuerpo…. recórrelo de pies a cabeza para que se vaya relajando, aquietando; siéntelo, escúchalo. O si prefieres presta atención a la respiración. La respiración consciente acalla y pacifica la mente. La atención plena a la respiración nos introduce en la quietud, en la paz interior. Respira a tu ritmo, conscientemente…. durante unos minutos….
Después…. acércate más y más a tu interior y recibe la VIDA; siente la vida, la vida que te habita, la vida que te sostiene, la vida que es Presencia Trinitaria en «ese» tu más profundo centro…. y ahí permanece inmóvil, receptivo, en profunda quietud durante 20 minutos cada día. Abandónate en Dios, entrégate a su acción amorosa…. Empieza hoy con uno o dos minutos y vas aumentando hasta llegar a 20 o 30 minutos dos veces al día. Si te distraes vuelve a tomar contacto con la respiración o con tu cuerpo.
No es fácil, te vas a encontrar con muchos condicionamientos y bloqueos pero….. CONFÍA!! Si aprendes a acallar la mente y a permanecer receptivo e inmóvil a la Presencia y acción sanadora de Dios descubrirás lo que ERES: amor, alegría, creatividad, pureza, paz, felicidad, quietud…. Si «eso» ERES, ¿qué o quién podrá separarte de tan gran AMOR?

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