Me llamo Amrita Ekka. Soy de la India. Pertenezco a la Congregación de las Carmelitas Misioneras.

Estoy feliz de compartir ante ustedes la historia de mi vocación- el gran regalo de Dios para que yo le pertenezca. Me considero afortunada de haber nacido en una familia católica. Doy gracias a Dios por mis padres que me criaron en la fe y los buenos valores. Mis padres eran religiosos y participaban regularmente en la Santa Misa y en las prácticas Religiosas. Su vida de fe fue una gran inspiración para mí.
Somos cinco hermanos y yo soy la menor de todos. Tengo un hermano sacerdote y una hermana religiosa.
Cuando era pequeña sentía el deseo de ser Religiosa, tenía tantos deseos que me vestía y actuaba como ellas sirviendo a los pobres. Mi relación con las Monjas comenzó desde que era niña, estudiaba en un colegio religioso. Su estilo de vida era muy sencillo, como una persona común, pero eran completamente diferentes en su enfoque. A menudo me decía a mí misma que algún día debería ser como ellas. Incluso en la escuela cuando los maestros solían preguntarnos qué queríamos ser de mayores… mi respuesta era siempre: quiero ser monja.
Este deseo tan fuerte se fue intensificando siendo cada vez más profundo y fue aumentando gradualmente con los años. Estaba decidida a unirme a la vida religiosa en contra de la voluntad de mi madre.
Salí de mi casa el 9 de junio, era un miércoles, de 2009, para unirme a la Congregación de Carmelitas Misioneras junto con 12 compañeras. Recuerdo lo que me dijo mi madre cuando me iba: si te vas no hay vuelta atrás. Todos mis parientes vinieron a despedirse y le dijeron a mi madre que no se preocupase pues pronto regresaría, nadie creyó que algún día me convertiría en monja.
Apenas había pasado una semana en el Convento y siete de mis compañeras regresaron a casa. Cuando mi madre escuchó esta noticia fue a buscarme pensando que yo sería uno de ellas. Pero no fue así…
Siendo Aspirante murió mi madre. Fue una experiencia demoledora, porque mi madre lo era todo para mí. No sabía qué hacer y a quién ir, sentí como si me cortaran la mano derecha. Miré a la Virgen María, lloré y dije: Tú eres mi Madre y hoy siento y creo fuertemente que Ella está constantemente conmigo, acompañándome en mi camino de vida. (Santa Teresa tuvo esta misma experiencia y pidió a la Virgen que fuera su Madre).
El tiempo que pasé en el postulantado y dos años de formación de Noviciado aprendí a orar, a conocer la persona de Jesús, a discernir y responder a la llamada de Dios. Con gran alegría en mi corazón hice mis primeros Votos el 5/6/2015 y me convertí en miembro de la familia de las Carmelitas Misioneras.
Después de mi profesión hice dos años de juniorado intensivo luego tuve la oportunidad de hacer apostolado en la Iglesia y en la Escuela. Más tarde fui a hacer mis estudios.

Con el paso de los años me di cuenta que la Vida Religiosa es un camino de superación de cada día … ir muriendo a uno mismo… tomar la cruz… y seguir a la persona de Jesús.
La vida es un ciclo de alegría y tristeza, tiempos difíciles y buenos, éxito y fracaso… Hubo tormentas en el camino de mi vida religiosa que sacudieron mi vocación, pero la misericordia de Dios y el amor incondicional fue mayor que estos. Dios nunca se apartó de mi vida en ninguna situación…cuando Dios desea y quiere que trabajemos en Su viña, nunca nos deja, sino que está por nosotros y con nosotros.
Los años han rodado en mi vida como las páginas de un libro y cuando paso cada página me doy cuenta que la semilla de la vocación a la vida religiosa plantada por Dios se nutre en la familia del Carmelo a través del clima de oración, vida comunitaria, apostolado, sacramentos y la gente que me rodea. He recibido muchas bendiciones que me permiten avanzar en
la vida. Y hoy puedo decir con gozo en mi corazón que he encontrado la fuente de mi felicidad en el seguimiento de Jesús y no volver la vista atrás. Miles de carmelitas caminan conmigo para continuar la misión de Dios siguiendo los pasos de nuestro fundador, el Beato Francisco Palau y Quer.
Esta es la experiencia de mi vocación que os puedo compartir. Cada uno de vosotros tendréis vuestra historia que también podríais compartir. Cada persona ha elegido su camino, lo importante es caminar haciendo la voluntad de Dios, poniendo nuestro granito de arena para la construcción de un mundo más humano, todos vamos caminando hacia Él.
Estaré unos meses en Segovia aprendiendo el español, para incorporarme más tarde con otro grupo de jóvenes en Salamanca, donde tendremos un año de formación y estudio de nuestro carisma, profundizando en los santos carmelitas (Santa Teresa, San Juan de la Cruz y el beato Francisco Palau Y Quer).
Como ya he dicho es una riqueza el poder estar y conocer los lugares por donde pasaron y vivieron estos grandes místicos carmelitanos. Ellos nos enseñan y ayudan a vivir y seguir a Jesús.
Amrita EkkA cm
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