
Si vivimos, vivimos para el Señor,
si morimos, morimos para el Señor…,
en la vida y en la muerte somos del Señor.
(Rom 14,8)
Comenzando el día dedicado a la Virgen, la Hna. Asunción Blanco Piña, fue acompañada por María a la “Casa del Padre”. Era la madrugada del día 3 de diciembre 2022, fallecía en Barcelona, en la comunidad de “Santa Teresa de Jesús”.
La Hna. Asunción nació en Oropesa (Toledo), el día 16 de agosto de 1925. Ingresó en el Carmelo Misionero el día 7 de noviembre de 1959 y profesó el día 12 de noviembre de 1960 en Pamplona.
Realizó su vida de entrega y servicio a Dios y a los hermanos en las comunidades de: Pamplona, Barcelona, Tárrega (Lleida) y Navás (Barcelona).
Las alumnas del colegio “El Carmelo” y del internado de Tárrega (Lleida), algunas de ellas Carmelitas Misioneras, la recuerdan por su humildad, prudencia, paciencia y amor a María. Destacan de ella sus dotes para la costura, bordaba maravillosamente el estilo lagarterana (de su tierra toledana). El Consejo General le encargó un mantel para la Capilla de la Casa General que bordó con gran exquisitez y originalidad.
Trabajó muchos años en la Obra Social de la Caixa con las invidentes en Torrebonica (Terrassa). Aún ahora las residentes que viven en la residencia de mayores e invidentes en Masnou (Barcelona), la recuerdan con mucho cariño y estima.
La comunidad la recuerdan como una hermana muy sencilla, humilde, amante de la pobreza, silenciosa y orante. Muy cercana a las hermanas, servicial, agradecida, fraterna, atenta, discreta, quería pasar desapercibida realizando aquellas tareas que no se ven y que nadie quiere hacer. Ha dejado un vacío grande, porque era muy importante para la comunidad.


Hna. Asunción regalaba paz, serenidad y agradecimiento a la comunidad y a todas las hermanas que han pasado por la comunidad en reuniones o visitas. Hasta el médico de paliativos expresó la gran paz que la hermana derramaba.
Damos gracias a Dios por sus 97 años de vida y 62 de Carmelita Misionera un largo camino de muerte y resurrección en el que corrió hacia la meta, para ganar el premio del cielo, para el cual Dios la llamó en Cristo Jesús; ya se encuentra gozando de la presencia del Señor. Tenemos la seguridad que en forma nueva y resucitada permanece entre nosotros y seguirá acompañando y ayudando a las Carmelitas Misioneras.
Oramos por ella y por todas nosotras para que, este “nuevo paso” del Señor, avive nuestra esperanza en la Pascua y en el encuentro de las hermanas que nos han precedido.
Hna. Cecilia Andrés
Madrid 12 de diciembre de 2022
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