“Yo soy la resurrección y la vida”.

Nuestra Hna. MARIA Concepción de Sola Alonso ya está celebrando la Pascua eterna. Ha llegado a la casa del Padre, cuando no lo esperábamos; ya está disfrutando de la presencia del Resucitado. Falleció el día 24 de febrero de 2016, a los 89 años de edad y 70 de Vida Consagrada, en la comunidad “San Francisco Javier”, Pamplona (España). Ha estado ingresada en el Hospital de San Juan de Dios durante un mes largo. Todo estaba previsto para el día 24 de febrero: alta en el Hospital y traslado a la enfermería de Vitoria. No llegó a su destino, falleció en la mañana. Este acontecimiento nos invita a reavivar la fe y la esperanza, conscientes de que “los planes del Señor no son nuestros planes”.

Camino recorrido
Hna. María Concepción nació en Vitoria el día 22 de abril de 1926 y profesó en el noviciado de Pamplona el 2 de marzo de año 1945. Hoy recordamos con gratitud su trayectoria en la Congregación y su servicio a la Iglesia, la misión que ha realizado en diferentes campos apostólicos, especialmente en la atención a los enfermos y en servicios comunitarios. Ha estado en varias comunidades de la zona de Cataluña: Barcelona-Clínica de la Alianza, Lérida y Barcelona-Santa Teresa de Jesús. En 1988 fue trasladada a la comunidad “Mater Carmeli”, Vitoria y en el año 2007 a la comunidad “San Francisco Javier” de Pamplona; aquí ha vivido el lento proceso de su enfermedad y, en este lugar donde comenzó su itinerario vocacional, como Carmelita Misionera, ha llegado a la meta, al encuentro definitivo con el Padre.

Huella que ha dejado:
La fidelidad vocacional y el empeño por responder generosamente a la llamada del Señor. Su entrega y generosidad concretada en el estilo palautiano del “amor a Dios y amor a los prójimos”. El espíritu fuerte para superar las dificultades y situaciones de la vida cotidiana. Su amor a la Congregación, su interés por ella, su constante oración por las vocaciones y por las misiones. Su responsabilidad en las tareas y actividades que se le han confiado a lo largo de sus muchos años de Vida Consagrada.
En comunión con toda la Familia damos gracias al Señor por nuestra Hermana, por la huella de su vida sencilla y entregada. Le pedimos que nos ayude a caminar hacia la Pascua con actitudes evangélicas y con gestos concretos de misericordia, “misericordiosas como el Padre”.
Hna. Carmen Ibáñez Porcel
Madrid, 26 de febrero de 2016
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