“Sierva buena y fiel, porque has sido fiel en lo poco, ahora entra al banquete de tu Señor” Mt 25

Nadie conocemos la hora ni el momento en que el Señor nos llamará a su presencia. Nada hacía prever que aquella mañana, Aquel que desde el seno materno la eligió, se haría presente en su vida de una manera distinta. Y Hna. Concepción dejó sus planes del día 20 de septiembre de 2022 y corrió al encuentro de su Señor.
Hna. Concepción Satorras Tasies, nació en Montmaneu (Barcelona) el 31 de diciembre de 1927. Ingresó en el Carmelo Misionero en Pamplona el día 27 de febrero de 1946 e hizo sus primeros votos el 4 de marzo de 1947.
Durante los 75 años de Carmelita Misionera ha trabajado en el campo de la salud en las comunidades de: Madrid, Ávila, Parla, Torremolinos, Malagón y Tárrega. También ha dedicado tiempo y vida a la Pastoral Social y Parroquial. Durante su estancia en Parla formó parte del Equipo de Pastoral de la Espiritualidad. Del año 1962 a 1972 dio un salto hasta Centro América y desarrolló su misión en Puerto Rico.
Encontró a Jesús en el sufriente que acudía al hospital, en el anciano debilitado, en las hermanas enfermas. Cualquier servicio era bueno ya fuera con las vendas, el trapo del polvo o la calculadora y el procurar que a las hermanas no les faltara de nada apañándose con poco como buena administradora.
Carmelita Misionera orante, fraterna y misionera. Hizo de su vida oración y de su oración vida. En sus últimos años repetía a menudo: “me tengo que preparar que ya me queda poco para el ENCUENTRO” y ciertamente, éste la ha encontrado preparada. “Lo mejor que puedo hacer ahora para ayudar al mundo y a la Iglesia que tanto amó el P. Palau, es orar” y podíamos encontrarla muchas veces en la Capilla, en silencio contemplativo.
Positiva y disponible para todo. Silenciosa y acogedora. Mujer de sonrisa dulce en los labios y en los ojos, que contagiaba confianza y serenidad.
Misionera “Ad gentes” y en “la comunidad”, allí donde se encontrara.
De natural fuerte, puesta en las manos de Dios y segura de su misericordia, fue cambiando su egoísmo, en servicio, su temperamento fuerte, en humildad y dulzura, su autosuficiencia en el hacer, en dejarse ayudar para corregirse y enmendarse. Sin duda logró ser una mujer orante, acogedora, humilde, cercana y sonriente.
Damos gracias a Dios por haber compartido con ella su vida y vocación.
Hasta siempre Concepción, gracias por tu vida que ha sido y será un ejemplo para todas las que te hemos conocido y compartido la vida contigo. Ayúdanos desde el cielo a poner tanto empeño como tú en crecer en el amor a Dios y al prójimo y en la imitación de nuestra Madre la Virgen del Carmen.
Madrid 20 de septiembre de 2022
Hna. Cecilia Andrés
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