“… estoy a la puerta y llamo… si alguno oye mi voz
(Cf. Ap. 3,20)
y abre la puerta, cenaré con él…»

Muy queridas Hermanas:
Inesperadamente, el 22 de enero de 2015, el Señor llama a la puerta de nuestra querida hermana MARÍA CONSOLACIÓN ELIZAGARAY BARBERENA, la encuentra abierta y la invita a cenar con Él en la casa del Padre. Es la primera llamada eterna en este año 2015. Nos alegramos por la Hermana pues sabemos que ya está gozando del Dios de la Vida y participando en el Banquete celestial con todos los santos. Tenía 89 años de edad y 64 de Vida Consagrada; falleció en la comunidad “Mater Carmeli”, San Sebastián.
Hna. Consuelo nació en Garralda (Navarra) el 4 de septiembre de 1925 en una familia cristiana en la que cultivó la fe, los valores religiosos y el espíritu misionero. Entró en la Congregación de Carmelitas Misioneras el 24 de febrero de 1949 y profesó en Pamplona el 31 de agosto de 1950. En seguida fue destinada a Colombia, a la zona misionera de La Guajira donde se ponía en marcha la nueva comunidad del Colegio en San Juan del Cesar. La Historia (Tomo IV) nos cuenta las aventuras que pasaron y la pobreza en la que vivieron en los inicios, sin agua, sin luz y sin espacio suficiente para acoger a las niñas. En 1955 hizo su profesión perpetua en esa misma comunidad; posteriormente fue destinada a las comunidades de “El Charco” y Tumaco. Los Padres Carmelitas Descalzos han sido testigos de su buen hacer por esas tierras. Más tarde fue trasladada a Bogotá donde estuvo hasta el año 1971, fecha en que fue destinada a la recién estrenada Provincia de «Santa Rosa de Lima», Perú. En esta nueva andadura misionera trabajó en los Colegios de Cuzco y Lima hasta 1979 en que vuelve a Bogotá (Colombia) para un año de renovación. De vuelta a Perú en 1980, se incardina en la comunidad de Camaná-Arequipa para trabajar en el campo pastoral y en 1988 regresa nuevamente a Lima, Cuzco y al Colegio «Fe y Alegría» de Chimbote. En el año 2004, debido a su estado de salud, regresa a España y es destinada a la comunidad «Mater Carmeli» de San Sebastián. Aquí ha vivido varios años ayudando en los servicios de la casa y, últimamente, debido a su deterioro físico, dejándose cuidar por las hermanas y las personas que la atendían.
Consuelo se ha ido en silencio, sin hacer ruido. La noche del 21 del presente mes de enero, se sintió mal. Las hermanas la llevaron al hospital y en unas horas, casi sin darse cuenta ni ella ni el personal que la atendía, su corazón dejó de funcionar. Fallecía, entregando su vida al Señor calladamente como había vivido. Consuelo ha sido una persona consciente de su llamada y de gran espíritu misionero. No le asustaban las dificultades que tenía para ir a los pueblos y atender pastoralmente a los lugares de misión. Era orante y servicial, entregada a las niñas y familias en la misión educativa. Más bien reservada y trabajadora, sacrificada y generosa. Le gustaba la vida comunitaria y era amable con quienes convivía y trabajaba.
Damos gracias por su vida, su vocación y su disponibilidad misionera en los distintos países de la geografía congregacional. El Señor la ha recibido ya en su morada, ha muerto con Él y ha recibido la corona de la vida al final de su existencia terrena. Nos encomendamos a ella y le pedimos que interceda por la Provincia y la Congregación para que seamos fieles a nuestros compromisos de carmelitas misioneras y respondamos a los retos que hoy nos pide la Iglesia y la humanidad.
Un fuerte abrazo, en nombre del Consejo Provincial.
Hna. María Esperanza Izco
Madrid, 27 de enero de 2015
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