“he corrido hasta la meta, he mantenido la fe…”

El domingo de Ramos, 25 de marzo de 2018, comienzo de la Semana Santa, el Señor llamó a nuestra querida HNA. EVA MARTÍNEZ GARCÍA a participar en la Pascua eterna y a celebrar el encuentro definitivo con el Resucitado. Ha llegado a la casa del Padre con la lámpara encendida, consciente de que se iba apagando lentamente, con la certeza de morir en el Señor. Ha fallecido a los 100 años de edad y 76 de Vida Consagrada, en la comunidad “San Juan de la Cruz”, Zizur (Navarra).

Hna. Eva nació en Pamplona (Navarra) el 15 de junio de 1917 y profesó como Carmelita Misionera el 28 de febrero de 1942 en el noviciado de Pamplona. En su trayectoria vocacional ha vivido y trabajado por el Reino en diferentes lugares provinciales; señalamos los más significativos. Betanzos y Miño (A Coruña), Santander, Zaragoza-Clínica San Antonio, León–Clínica Nuestra Señora de la Esperanza, Vitoria-Virgen Blanca, Zaragoza-La Paz, San Sebastián-Residencia El Carmelo, Zizur (Navarra), donde ha vivido y colaborado en la comunidad durante muchos años, del 1994 al 2018. Comunidades y misiones apostólicas donde ha trabajado con gran responsabilidad y donde ha ido creando ambiente de fraternidad comunión y testimoniando con su vida y palabra el amor por Francisco Palau, nuestro Padre Fundador.

Su huella permanece entre nosotras y es un estímulo en nuestro caminar. Reconocemos su huella, su gozo vocacional, su fidelidad y su empeño por vivir y que se viva el estilo y la doctrina palautianos. De espíritu fraterno y comunitario, de buenas relaciones para con todos, muy comunicativa y cordial. Su responsabilidad y disponibilidad para los servicios que la provincia le ha ido confiando a lo largo de su recorrido evangelizador. Su amor y gratitud por la vida; con gozo ha celebrado sus 100 años. Su interés por todos los acontecimientos de la Congregación, de las hermanas, de la Iglesia y de la sociedad. Oraba por todas y por todo con gran confianza. ¡Gracias Eva! Por tu testimonio que ha contagiado vida y vocación.
Unidas en comunión con todas las hermanas, damos gracias al Señor por el testimonio de su entrega, que ha contagiado vocación y por la riqueza de su vida que ha enriquecido el carisma y la historia del Carmelo Misionero. Contamos con su intercesión ante el Padre.
Hna. Carmen Ibáñez Porcel
Madrid, 26 de marzo de 2018
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