“No moriré, seguiré viviendo para
(Salmo 117,18)
contar las obras del Señor”

Muy queridas Hermanas:
Con la esperanza en la promesa de Jesús de que todo el que crea en Él resucitará, os comunico que ya está celebrando la Pascua eterna nuestra querida Hna. FELIPA ALEMÁN ORDUÑA. Falleció el día 18 de septiembre de 2013 a los 90 años de edad y 67 de Vida Consagrada. Pertenecía a la comunidad “S. Giuseppe”, Roma-Podere Zara (Italia), donde ha compartido con las Hermanas gozos y sufrimientos y especialmente el dolor de los últimos días. Con fortaleza de ánimo ha llevado la cruz de la enfermedad unida a la cruz de Cristo muriendo y resucitando con Él; ahora descansa de “sus fatigas” y goza del amor y de la misericordia del Padre. Su actitud ante la vida y el dolor manifiestan su entrega a Dios y a los hermanos; su rostro bondadoso y sereno, sus palabras y gestos de gratitud son signos de su profunda vivencia teologal. Con frecuencia rezaba el salmo 117 y repetía “El Señor me ha probado duramente…”
Hna. Felipa nació en Cemborain (Navarra), el día 01 de septiembre de 1923. Hizo su primera profesión en la Casa Noviciado de Pamplona el 31 de agosto de 1946. Sus primeros años de Carmelita Misionera los pasó en Ciudadela (Menorca) donde descubrió la presencia y el espíritu del Padre Fundador, el carisma encarnado en las primeras Hermanas; en este ambiente fue creciendo vocacionalmente, empapándose del carisma y del amor a la familia religiosa, dimensiones carismáticas que fue acrecentando a lo largo de toda su vida.
En 1960 fue destinada a Italia donde ejerció su profesión de enfermera con verdadera vocación; estuvo al cuidado de los enfermos en las clínicas “Villa Linda”, Roma; “La Madonnina”, Treviso y “Città di Brescia”, Brescia. Más tarde fue destinada al Centro de Espiritualidad de los Padres Carmelitas Descalzos en Caprarola (Viterbo) y, después, a otro centro de los mismos Padres, en Concesa (Milano). Tanto en las comunidades como en las actividades apostólicas fue dejando la huella de su bondad.
Durante varios años ha vivido en la comunidad de mayores «San Giuseppe», Roma. La pérdida completa del oído le supuso una gran limitación que intentó superar y no le impidió desempeñar diversos oficios en la casa, ni el preparar con esmero la liturgia, ni el seguir con interés todo lo que se realizaba en la Provincia y en la Congregación. Podemos decir que Hna. Felipa ha sido una mujer de fe, oración y paz; de fuerte sentido congregacional; sencilla y servicial; comunitaria y fraterna.
Gracias Felipa por tu entrega a las Hermanas en la comunidad y a los enfermos en tu misión. Sabemos que ya estás gozando de la presencia de Jesús al que “esperabas”; estamos seguras que ya habrás escuchado sus palabras de acogida: Entra en el gozo de tu Señor, lo que hiciste a uno de mis hermanos a mí me lo hiciste. Pedimos al Señor que te acoja en su Reino de Paz y esperamos que intercedas por nosotras para que el testimonio de tu fe y vocación nos fortalezcan en el seguimiento a Jesús y en el servicio al Reino de Dios.
Con afecto fraterno
Hna. María Esperanza Izco
Madrid, 19 de septiembre de 2013
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