
“Estoy a la puerta y llamo”.
El Señor sigue llamando a nuestras hermanas a la Casa del Padre, “voy a prepararos un sitio” nos dijo Jesús y, estas palabras, están siendo una experiencia cotidiana. Al final del día 22 de enero de 2018, el Señor llamó a nuestra querida HERMANA FLORENCIA (FLORA) JIMÉNEZ JIMÉNEZ; ya está disfrutando de la presencia del Señor y participando del Banquete del Reino. Ha fallecido a los 82 años de edad y 59 de Vida Consagrada, en la comunidad “El Carmen” de Burgos.

Camino recorrido
Hna. Flora nació el 6 de noviembre de 1935 en Riofrio (Ávila). Ingresó en el postulantado en el año 1955 y profesó en el noviciado de Pamplona el 11 de mayo de 1957. A los pocos meses de profesar con la ilusión de “iré donde la gloria de Dios nos llame”, cruzó el ancho mar y aterrizó en Argentina. Las páginas de nuestra historia, las hermanas y muchas personas la recuerdan en Argentina: Mar del Plata y Buenos Aires; en Chile: Viña del Mar, San Fernando y Santiago de Chile, lugares de la geografía congregacional donde fue dejando la huella de una vida entregada y silenciosa al servicio de las comunidades y de los hermanos. Regresa a España en el año 1976 y continúa construyendo fraternidad y sirviendo al Reino en diferentes lugares de la antigua Provincia de Madrid: Alcalá de Guadaira (Sevilla), Trigueros (Huelva), Salamanca, Oropesa (Toledo), Ávila y Getafe (Madrid). En el año 2013 se incardina en la comunidad “Santa Teresita”, Ávila donde ha vivió los últimos años de su existencia. Finalmente, hace unos meses, julio del 2017, fue trasladada a la enfermería “El Carmen”, de Burgos; aquí ha llegado a la meta, con la paz de quien se sabe cuidada por el Señor y por la hermanas.

Huella que ha dejado:
La huella que nos ha dejado Flora es el gozo vocacional. Su actitud orante y vivencia teologal. El espíritu misionero y la disponibilidad para servir en diferentes lugares y misiones de la Congregación: Argentina, Chile, España. La sencillez y bondad de corazón. Su sentido comunitario, la acogida y los detalles fraternos con las hermanas. El amor, el interés y la oración constante por la Provincia y la Congregación, por la Iglesia y toda la humanidad. Su apertura a los necesidades del otro; su dedicación a los niños en los Colegios y a las personas necesitadas en los diferentes lugares en los que ha compartido vida y misión. Su responsabilidad y sentido del deber; “la viña” a ella confiada, estaba bien cuidada y ha ido dando frutos de vida y de esperanza.
Como Familia nos unimos en acción de gracias por la presencia de Hna. Flora entre nosotras, por su vida y vocación. Pedimos al Padre que la reciba en su casa de amor y misericordia. Seguimos contando con su intercesión.
Hna. Carmen Ibáñez Porcel
Madrid, 23 de enero de 2018
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