Si vivimos, vivimos para el Señor, si morimos, morimos para el Señor…, en la vida y en la muerte somos del Señor. (Rom 14,8)
El sábado, día en que celebramos a María, y el Evangelio nos presenta la Transfiguración del Señor, nuestra hermana Genara Ruano de la Iglesia, ha sido llamada a la “Casa del Padre”; era 18 de febrero 2023. Pertenecía a la comunidad “Santa Teresa” en Torremolinos (Málaga).

Hna. Genara, nació en Monleras (Salamanca), el día 8 de abril de 1928. Ingresó en el Carmelo Misionero el día 1 de noviembre de 1952, y profesó como Carmelita Misionera el día 8 de mayo del 1954, en Pamplona (Navarra).
Recordamos a Genara en su trayectoria vocacional y apostólica al servicio de los enfermos desde su primer destino en Valladolid y en otras comunidades de Barcelona, León, Torrelavega (Cantabria), Villeneuve (Francia), San Sebastián, Salamanca, Oropesa (Toledo) y Torremolinos (Málaga) donde ha fallecido.
A sus 94 años, soltaba la cruz, que sobre sus hombros había cargado el Señor, y con las manos libres, ya sin párkinson, se abrazaba con Él, con el amor de su vida.
Genara, por fin se hace realidad en ti la Transfiguración total y real, ya en la gloria habrás escuchado con Jesús, la voz del Padre: “Esta es mi hija muy amada”, y habrás contestado con el salmo: “Bendeciré tu nombre por siempre jamás”.
Habiendo sido una excelente enfermera, pasó de dedicarse a los demás, a ser totalmente dependiente. Pero nos hemos dejado afectar y hemos admirado la manifestación de sus sentimientos humanos: su capacidad de aceptar y vivir durante tantos años (tres décadas paralizada, pero con mucha lucidez), en “plena noche oscura”, y hemos repetido con Francisco Palau: “Yo admiro en vosotras la obra de Dios”. Era la lucidez que caracterizaba a la familia Ruano y que hemos conocido en el P. Lucinio ocd.


Nos asombraba la frase que Genara tenía frente a su cama: “en la cruz está la vida y el consuelo”, tan sanjuanista. Y recordamos sus palabras, en una de las comunicaciones comunitarias, a la hora de dar gracias: “Doy gracias a Dios por la obra que está haciendo en esta inutilidad”. Agradecemos el don de su preciosa
y significativa vida, vivo reflejo del evangelio encarnado en su frágil, y a la vez robusta, persona.
Agradecemos sus 94 años de vida y 68 de Carmelita Misionera. Oramos por ella y por todas nosotras, para que este nuevo “paso del Señor” por la Provincia reavive nuestra esperanza en la Pascua de Jesús y también en la pascua de las hermanas que nos han precedido.
Madrid 22 de febrero de 2023
Hna. Cecilia Andrés
0 comentarios