“El que cree en el Señor, aunque haya muerto vivirá”
(Ju 11, 25)

Muy queridas Hermanas:
Os comunico que el Señor ha llamado a participar en su gloria a nuestra Hna. María Iciar Lazcano Aguirre. Falleció el domingo de Ramos, el 24 de marzo de 2013, al comienzo de la Semana Santa. Tenía 89 años de edad y 66 de Vida Religiosa. Nos unimos a la comunidad “San José” de Oropesa (Toledo) a la que pertenecía y compartimos con ella el dolor de su partida y el gozo de saber que ya está celebrando la Pascua.
Hna. María Iciar nació el día 30 de septiembre de 1923 en Iciar-Deva (Guipúzcoa). Hizo su profesión religiosa el 26 de febrero de 1946 en Pamplona (Navarra). Como buena misionera dejó su tierra para volar a Centro América donde vivió en la comunidad de la Policlínica Salvadoreña de San Salvador y en Santurce (Puerto Rico). En España ha prestado sus servicios en varias comunidades y ha trabajado como enfermera en la Clínica Mateo Milano, en el Instituto Nacional de Medicina de Madrid, en la Clínica de Santa Cruz de Tenerife y en Nuestra Señora de Sonsoles, Ávila. Ha estado en otras comunidades realizando diferentes actividades: Torremolinos, Talavera de la Reina, casa provincial de Madrid, Ávila “Santa Teresa” y en el año 2006 se incardinó en la comunidad de Oropesa.
Algunas de las hermanas que han vivido y trabajado con ella han dado su testimonio y la definen como persona amante de su vocación, de espíritu misionero y sentido de partencia congregacional; de vivencia teologal y fortaleza de animo; servicial y trabajadora; profundizaba en la Palabra y en la espiritualidad de los Santos Padres, también le gustaba estar al día de los acontecimientos de la Congregación, de la Iglesia y de la sociedad. Persona de fuerte carácter y de contrastes en su actuación, mezclando bondad y dureza, alegría y silencio. Todo esto se fue agravando con la enfermedad y el largo deterioro físico y cognitivo.
Tenía grande capacidades y habilidades para el trabajo, tanto para la atención a los enfermos como para otras actividades. Colaboró, con gusto y eficacia, en el Instituto de Espiritualidad a distancia con los Padres Carmelitas Descalzos. Cuando ya no podía hacer otros servicios dedicó su tiempo a trabajos manuales para las misiones, a los que dedicaba parte de su tiempo libre, los hacía con interés y cariño, pensando en las hermanas de los lugares de misión con quienes estaba conectada por la oración.
En pocos días su organismo se deterioró fuertemente; sin embargo su rostro reflejaba paz y serenidad, la paz que brota de la misión cumplida y el gozo de saber que llegaba a la meta para cantar eternamente las misericordias del Señor, así lo han percibido las hermanas de la comunidad en el tramo final de su existencia.
Gracias María Iciar por tu testimonio de vida, fidelidad al seguimiento de Jesús y servicio al Reino. Contamos con tu intercesión ante el Padre, sigue pidiendo por las necesidades de la Iglesia y del Carmelo Misionero.
Con cariño, en nombre del Consejo Provincial. Desde hoy, miércoles santo, os deseo un Santo Triduo Pascual.
María Esperanza Izco
Madrid, 27 de marzo de 2013
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