“En lo poco has sido fiel…entra en el gozo de tu Señor” .(Mt.25, 23)

Muy queridas Hermanas:
Una vez más el Señor sigue pasando por nuestra Provincia “Mater Carmeli”, de Europa y llamando a las que Él quiere para que participen en su Reino de amor y de paz. Hoy, por la mañana, en el hospital Gemelli de Roma, ha fallecido nuestra Hermana Jacinta Villanueva Urrutia, a los 88 años de edad y 62 de vida consagrada; pertenecía a la comunidad “S. Giuseppe”, Roma-Podere Zara (Italia).
Hna. Jacinta nació en Lizoáin (Navarra), el día 09 de septiembre de 1923 y profesó en el noviciado de Pamplona el 31 de agosto de 1949. Vivió sus primeros años de vida religiosa en Ciudadela (España), cuna de nuestra Congregación y, de allí, la destinaron a Italia donde pasó el resto de su vida en distintas comunidades. La primera, Roma, clínica «Villa Linda», y después Brescia, Concesa, San Giacomo d’Acri y, por último, la comunidad de mayores «S. Giuseppe» de Roma-Podere Zara.
Dedicada a trabajos domésticos, por todas partes fue dejando una huella de bondad, sencillez y humildad, que la hizo muy querida de todas las hermanas con las que convivió y a las que trató de servir siempre con cariño. Muy sensible al dolor de los demás, se interesaba por cuanto sucedía en el mundo y en la Iglesia, llevándolo todo a la oración. Jamás se le oyó quejarse de nada si bien su salud se iba deteriorando con el pasar de los años. Lo avanzado de su edad no era obstáculo para continuar trabajando, sirviendo y orando.
Su comunidad cuenta que el toque de alarma fue la repentina dificultad de la mano derecha en el momento de recibir la comunión. La llevaron inmediatamente a urgencias, y allí se puso de manifiesto la gravedad de su estado. La ingresaron en cuidados intensivos y, una vez pasado el momento crítico, la dejaron internada hasta poder establecer una terapia adecuada. Los fines de semana le permitían ir a casa donde disfrutaba mucho en comunidad.
Su permanencia en el hospital ha sido – dicho por los médicos que la han atendido – un testimonio de humildad, bondad y aceptación de la voluntad de Dios en todo momento. Su salud se fue deteriorando cada vez más, tanto que el 30 de julio, la doctora ordenó nuevamente su ingreso en urgencias. Por más que hicieron, su organismo no respondía y, hoy, a las seis de la mañana falleció.
Gracias Jacinta por tu vida entregada, día a día, en la comunidad y en la misión. Ya ha llegado para ti la Pascua; Cristo te llama a resucitar con Él, a compartir el gozo de sus elegidos y a conocer los misterios de su Reino que revela a los sencillos y pequeños (cf. Mt. 11, 25-27).
Pedimos al Señor que la acoja en su Reino de paz y de amor. Deseamos que su testimonio de fe y de bondad nos aliente en el camino vocacional, en la construcción de una fraternidad más evangélica y en nuestro compromiso al servicio del Reino.
Hna. María Esperanza Izco
Madrid, 02 de agosto de 2012
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