“Yo soy la resurrección y la vida”.

En este día tan significativo, de la Presentación el Señor y de la clausura del año de la Vida Consagrada, celebramos la Pascua eterna de nuestra querida HNA. JUANA TAINTA ESANDI que ha llegado a la meta. Ella es para nosotras un referente testimonial de la fidelidad al seguimiento de Jesús como Carmelita Misionera. Falleció ayer, día 1 de febrero de 2016,en la enfermería de Torremolinos (Málaga), a los 91 años de edad y 73 de Vida Consagrada.

Camino recorrido:
Juana nació en Esparza (Navarra) el día 18 de julio de 1924. En el ambiente familiar fue conociendo al Señor y descubriendo la llamada vocacional. Ingresó, como postulante, en el Carmelo Misionero en el año 1940 y profesó en el noviciado de Pamplona el 28 de febrero 1942. Destacamos lo más significativo de su trayectoria comunitaria y apostólica. En los primeros años de su vida religiosa estuvo incardinada en la comunidad del Hospital de Tárrega. El 1958 fue trasladada a Madrid, comunidad “Santa Teresa”, actual casa provincial. Posteriormente tuvo varios destinos: Padul (Granada), Santa Cruz de Tenerife (Canarias), Agüimes (Canarias), Trigueros (Huelva) y Madrid-comunidades: “San José”, “Santa Teresa” y “Nazaret”. También estuvo incardinada en las comunidades de Parla, Getafe y Oropesa. En algunas de ellas ha estado en diferentes etapas de su vida. Su misión principal ha sido la atención a los enfermos y otros servicios en clínicas, hospitales y en las respectivas comunidades. En el año 2011 fue destinada a la comunidad “Santa Teresa”, enfermería, Torremolinos, donde ha vivido con serenidad el proceso de su enfermedad. Con las hermanas y el personal se mostraba agradable y agradecida. Invocaba frecuentemente a María, Madre del Carmelo y al Sagrado Corazón, en quienes confiaba plenamente. No le gustaba quedarse sola y, cuando estaba o se imaginaba estarlo, repetía esa invocación y cantaba esta coplilla a pleno pulmón: “Y si me caigo ¿quién me levantará”? y… ella misma respondía: “una Carmelita Misionera que tenga caridad”. Así, con paz serena ha vivido el atardecer de su vida, y así ha recibido la llamada del Señor a participar en el Banquete del Reino.

Huella que ha dejado:
Su vida ha dejado huella. La huella del gozo vocacional y la entrega; de la disponibilidad y la sencillez; de la bondad y la acogida; de la vivencia teologal y del trato de amistad con el Señor; de la disponibilidad al servicio de la comunidad, de la Provincia, de la Iglesia; del amor a la Congregación y a las hermanas. La huella de la confianza en Dios, de la gratitud y de la serenidad ante la debilidad y la enfermedad.
En esta fiesta de la Vida Consagrada damos gracias por el testimonio evangélico y carismático de nuestra hermana; por la fidelidad y la alianza del Señor a lo largo de los 73 años de su entrega y servicio al Reino. Contamos con su intercesión para ser luz y profetas de la misericordia del Padre.
Os abraza, en nombre del Consejo Provincial
Hna. Carmen Ibáñez Porcel
Madrid, 2 de febrero de 2016
0 comentarios