“…Levántate, hermosa mía y ven…ha pasado el invierno…”
(C de los cantares, 2,10-11)

Muy queridas Hermanas:
Una vez más, en pocos días, nos ponemos en comunicación con vosotras para informaros de que el día 19 de septiembre de 2013, falleció nuestra querida Hermana Luisa Francisca Urrestarazu Escobar. Tenía 76 años de edad y 54 de vida consagrada en el Carmelo Misionero; pertenecía a la comunidad “Mater Carmeli”, San Sebastián. Ya está gozando con el Señor junto con todas las Carmelitas Misioneras que nos han precedido.
Hna. María Luisa nació el 21 de enero de 1937 en Bilbao; profesó en el Noviciado de Pamplona, el 11 de noviembre de 1958. En su trayectoria vocacional, comunitaria y apostólica podemos destacar dos etapas bien diferenciadas, una en la que reconocemos a María Luisa como una mujer de fe profunda, vocacionada y de fuerte compromiso con los pobres, con el Reino de Dios. La recordamos sencilla y pobre, acogedora y comprometida, cercana y fraterna, con sentido de responsabilidad y amor congregacional. Desempeñó varios servicios en la Provincia, como superiora local y consejera provincial. Así la recuerdan muchas hermanas con las que convivió en Pamplona, en el Poblado de Santa Lucía, en San Sebastián, en Bilbao, en Vitoria; su presencia sigue viva entre las personas con las que ha trabajado compartiendo su servicio al Reino, especialmente en el trabajo con los gitanos. Ella era referencia y punto de apoyo para todos los que buscaban acogida, reconocimiento y formación para integrarse con dignidad en la vida social. La recuerdan los niños, hoy adultos, con los que trabajó como parvulista, tratando a los pequeños con predilección, delicadeza y cariño, recordando las palabras de Jesús “de ellos es el Reino de los Cielos”. La tienen presentes muchas personas que se cruzaron en su camino, para quienes tuvo una sonrisa y una palabra de aliento y esperanza, tanto en las parroquias, como en los hospitales y en la calle.
La otra etapa, su “Getsemaní”, fue donde experimentó la depresión y la soledad, donde la fe se hizo oscura y se debilitó el sentido de la existencia. Así ha vivido algunos años, en la comunidad de la Villa, San Sebastián; las hermanas han estado cerca, la han acompañando en la “subida a Jerusalén”, sin embargo era ella quien “cruzaba el túnel de la vida”. No es fácil comprender estas situaciones, ni ella misma las comprendía, sin embargo aceptó esta cruz consciente de que era la suya, la que el Señor quería para ella y en silencio con su “secreto” partió a la casa del Padre el día 19 de este mes de septiembre. Sin duda las palabras del Cantar de los Cantares han tenido para ella una fuerte resonancia: “levántate, hermosa mía…ya ha pasado el invierno, la lluvias han cesado”, ven junto a mi para gozar de mi presencia y ver cara a cara mi rostro de amor y misericordia.
Gracias María Luisa por tu vida y vocación, porque has sabido aceptar tu propia cruz y porque ya estás celebrando la Pascua eterna con Cristo con quien has muerto y resucitado. Intercede por todas las que con cariño hemos compartido vida y misión, luces y sombras, gozos y esperanzas en el camino del seguimiento. Nos alegramos de que haya pasado “tu invierno” y que ahora, en tu vida, florezca una “hermosa primavera”, la primavera de estar para siempre en la casa del Padre.
Con cariño, en nombre del Consejo
María Esperanza Izco
Madrid, 22 de septiembre de 2013
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