“El amor de Yahvé por siempre cantaré…”
Muy queridas Hermanas:
Os comunico que el Señor ha llamado a nuestra Hna. María Ángeles Puig Casafont para “cantar eternamente las misericordias del Señor” en el Cielo; ese canto de alabanza que tantas veces proclamó en el camino hacia la casa del Padre. Ha fallecido a los 87 años de edad y 66 de Vida Religiosa. Todas sabíamos que estaba delicada de salud, pero no esperábamos tan rápidamente su partida, pues hasta los últimos días ha mostrado la jovialidad y finura que la caracterizaba. Estamos seguras que ya ha llegado a la meta, con la lámpara encendida y ha entrado, como las vírgenes prudentes, al Banquete del Señor.
Compartimos con las hermanas de la comunidad “Santa Teresa de Jesús” de Barcelona-Sants, a la que pertenecía, y con las hermanas de la comunidad “Santa Teresa”-Enfermería de la Casa Madre, donde se encontraba actualmente, el dolor por su “Paso a la Vida” y la esperanza en su Pascua eterna.
Hna. María Ángeles nació el 2 de febrero de 1924, en Gironella (Barcelona). Profesó en Pamplona el 30 de agosto de 1945. Después de un año en el juniorado de Barcelona, fue destinada al Colegio “Santa Teresa de Jesús”, Barcelona-Sants. Allí inició su misión apostólica en el campo de la enseñanza, al que dedicó la mayor parte de su vida religiosa, convencida de que esta misión que nuestro Fundador nos encomendó es una forma especial de servicio a la Iglesia. Trabajó en los Colegios de Tárrega, Navás, El Prat de Llobregat y Barcelona-Sants, como profesora de música. Era muy acogedora, simpática, de buenas relaciones para con todas las personas; especialmente con las jóvenes; en su tiempo hubo un resurgir vocacional entre las alumnas del Colegio de Tárrega.
También estuvo en otras comunidades, en varias de ellas fue superiora y muchas hermanas han tenido la oportunidad de recibir su cercanía, atenciones y testimonio. Mujer de fe y oración, fuertemente vocacionada, alegre y creativa, supo motivar y animar la vida espiritual y comunitaria. Inculcaba en las hermanas el amor fraterno y repetía con frecuencia “que nos amáramos mucho”; favorecía el ambiente de fraternidad, el dialogo y la comunicación en las comunidades.
Amante de su tierra catalana y especialmente de la Virgen de Montserrat, cantaba con un profundo sentido el “virolai”; estamos seguras de que la Virgen ya habrá escuchado, de viva voz, su canto preferido: “Rosa d’abril… guieu-nos cap al cel”…; desde ahora, unida al coro de los ángeles seguirá cantando las alabanza del Señor y de María, nuestra Madre.
Gracias María Ángeles, por tu testimonio de vida y tu servicio a la Congregación y a la Iglesia. Gracias por lo que has significado para muchas hermanas, que hoy te recuerdan con gratitud y cariño. Esperamos que intercedas por todas ante el Señor para que el amor nos mantenga en vela y seamos, unas para las otras, luz y testigos de esperanza. Y no te olvides, María Ángeles, de pedir al Señor que “envíe obreros a su mies”.
Con cariño, en nombre del Consejo Provincial.
María Pilar Miguel
Madrid, 04 de enero de 2012
Prot. 957/2012
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