
Muy queridas Hermanas:
El Señor sigue llamando a la puerta de nuestras hermanas para invitarles a la Pascua eterna. El día 6 de octubre de 2015 fue invitada nuestra Hermana María Esperanza FERNÁNDEZ BUELGA y ya está participando en el Banquete del Reino. Como sabéis, falleció en la comunidad “Santa Teresa” enfermería, Barcelona; tenía 79 años de edad y 58 de Vida Consagrada.
Camino recorrido
Hna. María Esperanza nació el 18 de mayo de 1936 en Lorio (Asturias), ingresó en la Congregación el 5 de noviembre de 1955 y profesó como Carmelita Misionera el 11 de mayo de 1957 en el noviciado de Pamplona. A partir de esta fecha comienza su trayectoria comunitaria-apostólica. Del 1957 al 1982 estuvo en algunas comunidades de la zona de Cataluña: Badalona, Barcelona, Tárrega, Tortosa. Como tenía capacidad y sensibilidad especial para tratar a los enfermos se preparó profesionalmente para esta misión, servicio que realizó con gran generosidad en Clínicas y Hospitales. En el año 1982, después de un tiempo de renovación y de reavivar su espíritu misionero, fue enviada a Cañete (Chile) donde trabajó con indígenas, posteriormente fue destinada a San Fernando para atender a personas mayores y colaborar en la pastoral parroquial. En el año 1988 regresó a España y se reincorporó en las comunidades de su antigua Provincia de Barcelona: Ciudadela-Hospital Municipal, Clínica Solarium-Barcelona y Santa Coloma de Queralt-Residencia “Virgen del Carmen”, sucesivamente. Cambia de actividad con los destinos a la comunidad de Es Cubells (Ibiza) y a la casa de oración de Benicasim (Castellón). En el 2010, un poco deteriorada del largo caminar, fue trasladada a la Casa Madre-Barcelona, comunidad “Virgen del Carmen” y dos años después a la Enfermería “Santa Teresa” y de allí a la casa del Padre.
Huella que ha dejado
La disponibilidad y el servicio desinteresado, lo podemos constatar en su trayectoria vocacional y en la variedad de actividades y servicios realizados. La sencillez, la actitud positiva y fraterna ante la vida; la profundidad espiritual y el espíritu contemplativo para descubrir la presencia del Señor entre los pucheros, en sus miembros doloridos y en los bosques y espesuras; le encantaba contemplar la naturaleza y alabar con ella al Creador. La paz y serenidad, temporalmente perdida por el deterioro cognitivo, y recuperada en el último atardecer de la existencia.
Hoy nuestra oración es un canto de gratitud por la vida y la vocación de nuestra Hermana. Su huella nos indica el camino del “amor a Dios y a los prójimos”. Juntas, en fraternidad, oramos por ella y esperamos su intercesión ante el Padre.
Os abraza, en nombre del Consejo Provincial
Hna. Carmen Ibáñez Porcel
Madrid, 11 de octubre de 2015
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