febrero 19, 2012
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Hna Rogelia Manuela Rodíguez González

“El que cree en mí… vivirá.»

Muy queridas Hermanas:

Os comunico el “paso a la Vida” de nuestra HNA. ROGELIA MANUELA RODRÍGUEZ GONZÁLEZ.

Falleció el domingo, día 19 de febrero de 2012, en la comunidad “Santa Teresa”, de Barcelona-Casa Madre, a los 91 años de edad y 62 de Vida Consagrada.

Deseamos que ya esté gozando de la presencia del Señor, meta de una vida que va haciendo realidad la presencia del Dios vivo y el sentido pascual de la existencia.

Hna. Rogelia nació en Ventorilla (León), el 15 de agosto de 1920 y profesó el 1 de marzo de 1949, en Pamplona. Su consagración en el Carmelo Misionero la vivió abierta a la escucha del Señor, principalmente en el hermano que sufre, a quien atendió con solicitud, primero en el Sanatorio Antituberculoso “La Alianza” de Boltaña (Huesca) y después, durante 31 años, en la Clínica “La Alianza” de Sabadell. Pasó algún tiempo en el Hospital de Gironella, y temporalmente, estuvo en las comunidades de Tárrega y del Colegio de Tarrasa.

El ejemplo de Jesús y su mandamiento del amor, expresamente en el de “curar a los enfermos”, motivaron a Hna. Rogelia a dedicarse a este servicio con generosidad, a ver en ellos la presencia de Cristo doliente y a ayudarles a que también descubrieran el sentido del dolor, a la luz de la cruz del Señor.

Después de un largo camino de servicio, por su situación física, fue destinada a la comunidad “Ntra. Sra. de las Virtudes” de Tárrega, aceptándolo como voluntad de Dios para colaborar en la redención del mundo, aplicándose a sí misma lo que tantas veces había sugerido a otros. Y finalmente, fue trasladada a la enfermería de la casa Madre, donde ha fallecido.

Rogelia, mujer de carácter firme, sencilla y generosa, siempre dispuesta a ayudar a quien lo necesitase; con sentido teologal, hizo de su existencia un «servicio a Dios y a los prójimos», al estilo de Francisco Palau. María, la Madre del Carmelo, estaba presente en su vida y trabajo; a ella invocaba frecuentemente y a ella confiaba todas «sus cosas» y las necesidades de las personas con las que convivía y trabajaba.

Agradecemos al Padre su vida, su llamada al Carmelo Misionero, su entrega y fidelidad, su misión en la Iglesia y en la Congregación. Conscientes de que tenemos una nueva intercesora ante el Señor, a ella encomendamos las necesidades de la Provincia y el próximo Capitulo Provincial.

Con cariño, en nombre del Consejo Provincial.

María Pilar Miguel
Madrid, 23 de febrero de 2012
Prot. 1001/2012

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