“Yo soy la resurrección y la vida”.

HNA. SERAFINA D. TONONI nos ha precedido en la casa del Padre y ya está disfrutando de la presencia del Resucitado. Falleció el día 30 de abril de 2016, a los 78 años de edad y 52 de Vida Consagrada, en la comunidad “San José”, Roma (Italia).

Camino recorrido
Hna. Serafina nació el 4 de octubre de 1937 en Gazzane di Preseglie (Brescia, Italia). Ingresó en la Congregación el 8 de diciembre de 1962, estrenando el Noviciado de Roma el 13 de junio de 1963 y profesó el día 14 de junio de 1964. Hoy recordamos con gratitud su trayectoria en la Congregación y su servicio a la Iglesia. La misión la ha realizado en diferentes campos apostólicos, especialmente en la atención a los enfermos, los ancianos y en servicios comunitarios. Ha estado en varias comunidades de Italia: “Mater Immacolata“, Roma, que en ese tiempo era Residencia de jóvenes universitarias; “Padre Palau”, Casa General; “Mater Carmeli”-Escuela, Roma; la Clínica “Città de Brescia”; “Santa Teresa” Caprarola; Casa provincial-Roma; Travagliato (Brescia) y, finalmente, en Roma, comunidad “San José”, donde ha llegado al encuentro definitivo con el Padre.

Huella que ha dejado:
La entrega desinteresada en las cosas grandes y pequeñas del día a día, en el servicio a los enfermos, los ancianos y las hermanas de las comunidades; la podemos comparar con la “mujer hacendosa” descrita en la Biblia. Su disponibilidad y prontitud para quien la necesitara. La actitud alegre que caldeaba el ambiente comunitario. El espíritu fuerte y la capacidad de sufrimiento. Hasta casi el final de su existencia ha estado en activo, ayudando y colaborado en los servicios de la casa. El sentido de familia y de comunidad, participando en los actos comunitarios hasta unos días antes de su paso a la Vida.
Las hermanas de su comunidad nos han transmitido este testimonio: “Olvidada de sí, siempre disponible. No le hemos oído jamás una queja, ni siquiera en los últimos días. Ha sido un apoyo, en todo, para esta comunidad y una bendición cuidarla”.
Nos unimos en oración y damos gracias por la huella de su vida sencilla y entregada, por las páginas de la historia que ha escrito en las comunidades de Italia. Le pedimos que siga intercediendo por la Congregación y que nos ayude a caminar en la luz, siendo testigos del amor y la misericordia del Padre.
Hna. Carmen Ibáñez Porcel
Madrid, 1 de Mayo de 2016
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