“Estoy a la puerta y llamo”.

Tenemos una nueva intercesora ante el Padre. Las palabras del Apocalipsis “estoy a la puerta y llamo” se las podemos aplicar a nuestra HNA. MARÍA TERESA TELLECHEA TELLECHEA que tenía la puerta abierta y la lámpara encendidapara dejar entrar a su Señor y “cenar” con Él en el Banquete eterno. Falleció el día 16 de mayo de2017 a los 84 años de edad y 62 de Vida Consagrada, en la comunidad “Santa Teresa”, enfermería Casa Madre, Barcelona.

Camino recorrido
Hna. Maria Teresa nació en Lesaca (Navarra) el día 22 de enero de 1933, ingresó en la Congregación en el año 1953 y profesó en el noviciado de Pamplona el 28 de agosto de1954. Havivido en las comunidades de Badalona, Barcelona “Virgen del Carmen”, Gironella y Berga; merece especial mención su presencia y misión en Navás donde ha estado 32 años. En todos estos lugares ha vivido con espíritu evangélico y palautiano el “amor a Dios y a los prójimos” y lo ha realizado con sencillez y disponibilidad. La comunidad y el pueblo de Navás la recuerdan con gran reconocimiento y cariño; ella ha educado y acompañado en el crecimiento humano y cultural a muchos niños del Colegio “San José” y les ha enseñado el amor a Jesús con su palabra y testimonio. Su última comunidad ha sido la casa Madre, Barcelona, donde fue destinada en junio del 2016; allí ha vivido y compartido “paz y sonrisa” hasta el día 16 de mayo, fecha en que partió a la casa del Padre para cantar con todos los santos las alabanzas del Señor por toda la eternidad.

Huella que ha dejado:
En la trayectoria vocacional de Hna. Maria Teresa descubrimos las huellas de su caminar: la fidelidad y gozo de ser Carmelita Misionera; su actitud contemplativa y teologal; su servicio y disponibilidad; su acogida y buen hacer en la comunidad y en los lugares donde ha vivido y trabajado por el Reino; su alegría y sentido de fiesta; su apertura y buenas relaciones con los profesores del Colegio “San José”, con los alumnos, la parroquia y con el pueblo. Era una persona sencilla, amable, cordial y conversadora con las personas que encontraba en el camino. También nos ha dejado la huella de su espíritu fuerte y de su paz serena en la enfermedad.
Por esta riqueza de vida y, en comunión de hermanas, alabamos y damos gracias al Señor por la presencia, la vocación y el servicio de nuestra Hna. Maria Teresa. Contamos con su intercesión ante el Padre y le pedimos que su testimonio sea luz y estimulo en el caminar provincial.
Hna. Carmen Ibáñez Porcel
Madrid, 19 de mayo de 2017
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