«Junto con sus láparas llevaban el aceite en las alcuzas…
(Mt 25, 4.10)
y entraron en el banquete de bodas»

Muy queridas Hermanas:
En la fiesta de los Santos y difuntos del Carmelo el Señor ha llamado a tres hermanas de nuestra Provincia “Mater Carmeli” para celebrar el banquete de Bodas en la Casa del Padre; con gozo se habrán reunido con todos los hermanos y hermanas que han seguido a Jesús en el Carmelo y ya están participando de la Pascua eterna.
Hoy nuestra comunicación del “paso a la Vida” la hacemos conjuntamente, especificando lo propio de cada hermana, pues el Señor al llamarlas en un breve espacio de tiempo, nos descubre, entre otros signos de vida y resurrección, que le gusta llamarlas “en grupo” y que las tres tenían la lámpara encendida, el aceite en la alcuza y estaban preparadas para “entrar en el gozo de su Señor”.
Cada una de ellas tiene una trayectoria diferente, pero en las tres se perciben los rasgos propios de quien ha vivido fielmente el don vocacional, entregado a los hermanos, en los lugares, circunstancias y servicios que la Congregación les ha confiado; las tres, por los testimonios que hemos recibido, han vivido conscientes de que lo principal es el “amor a Dios y a los hermanos” en la vida cotidiana.
Hna. Fermina (Sagrario) Esparza San Román falleció el día 14 de noviembre de 2012 en la comunidad “Mater Carmeli” de Vitoria, a los 89 años de vida y 65 de Carmelita Misionera. Nació en Pamplona (Navarra) el 9 de junio de 1923 y profesó el 3 de marzo de 1947 también en Pamplona. Su trayectoria vocacional y apostólica pone de manifiesto su disponibilidad y espíritu misionero, la Historia de las Carmelitas Misioneras nos recuerda que estuvo en Cuba del año 1955 al 1962, en las comunidades de Camaguey (Hospital Infantil) y La Habana (Colegio “Virgen del Carmen” y Clínica “Nuestra Señora del Carmen”). Este mismo año es destinada a Portugal, donde colabora en las primeras fundaciones en el país vecino: Castelo de Vide y Pernes. En el año 1966 se le pide un nuevo destino, ahora es África quien reclama su presencia y misión, estuvo en el Sanatorio La Machava, Lorenzo Marques (Mozambique). Después de este largo recorrido misionero regresó a España en el año 1974 y ha estado en varias comunidades: Torremolinos, Ávila, Madrid. Testigos de su entrega y disponibilidad son las hermanas que han convivido con ella, el personal con el que ha trabajado; los enfermos, los pobres y necesitados han sido sus predilectos, a quienes atendió con cariño y generosidad. Y en el 2004, último tramo de su existencia, fue destinada a Cizur (Navarra), donde ha experimentado el peso de la cruz, manifestado en la enfermedad y decadencia física. A los pocos días de ser trasladada a Vitoria para ser atendida en la enfermería le sorprendió la llamada del Señor a las Bodas eternas.
Hna. Isidra Lejardi Madariaga, el 15 de noviembre de 2012, a los 86 años de edad y 63 de Vida Religiosa, falleció nuestra Hermana, en la comunidad “Santa Teresa de Jesús”, Barcelona-Sants. Hna. Isidra nació en Marquina (Vizcaya) el 15 de mayo de 1926. Hizo su Profesión Religiosa como Carmelita Misionera el 31 de agosto de 1949. Después de unos meses de juniorado fue destinada a la Clínica La Alianza de Barcelona, comunidad y misión donde ha vivido, del 1950 al 1994, cuidando a los enfermos con profesionalidad y cariño, bondad y delicadeza; para el personal de la Clínica se ha convertido en testigo y referente. Sabemos que su recuerdo está vivo entre muchas personas con las que se ha relacionado. Era muy querida y valorada por su vivencia espiritual, su sencillez, alegría y disponibilidad. Su presencia y actividad se ha centrado en Barcelona. De la Alianza fue destinada, en 1994 a la comunidad “Santa María del Mar” y finalmente a la comunidad “Santa Teresa de Jesús” de Barcelona-Sants; aquí, a pesar de su delicada salud, seguía colaborando en los servicios comunitarios, en la Parroquia y en obras sociales del barrio. Su paciencia en la enfermedad, la serenidad y la paz con las que nos ha dejado, dan buena cuenta de cómo fue su vivir.
Hna. Guillermina Ferreras Nicolás, falleció el mismo día 15 de noviembre de 2012 a los 97 años de edad y 81 de Vida Consagrada, en la comunidad “Santa Teresa” de Torremolinos (Málaga). Las hermanas y muchas personas somos testigos de su Sí incondicional a los planes del Señor, que se le han ido manifestando por las mediaciones.
Señalamos algunas de las comunidades donde ha vivido y trabajado con espíritu de servicio; en varias páginas de nuestra Historia encontramos relatos y testimonios de su vida y misión. Os invitamos a releerla. En el año 1932 fue destinada a Oropesa (Toledo), donde siendo muy joven experimentó la difícil situación de la comunidad, sufriendo el encarcelamiento, ya que esta localidad estaba en una zona estratégica de los enfrentamientos de nuestra guerra civil. En el año 1951 fue a Cuba donde coordinó la puesta en marcha de la nueva fundación en el Hospital Infantil de Camaguey. En el año 1958 fue destinada a Filipinas, como Delegada del Consejo General; su espíritu de fe, prudencia, serenidad, “buen hacer” y la capacidad de crear comunión, hizo posible la consolidación de la “agregación” y el enraizamiento del Carmelo Misionero en Filipinas. Y en el 1963 un nuevo salto misionero, de Filipinas a Puerto Rico, Hospital de Santurce. En 1969 regresa a España donde después de un tiempo de descanso en la casa provincial de Madrid, reemprende, con el ánimo que le ha caracterizado, la misión en otras comunidades: Madrid, Sevilla y Malagón. En todas partes se la recuerda como mujer de bien, de paz y de fuerza vocacional. Por su enfermedad y sus condiciones físicas fue destinada a la comunidad “Santa Teresa”, Torremolinos, donde según el testimonio de las hermanas, ha vivido hasta el último momento de su existencia con lucidez y serenidad, fruto de su profunda vivencia teologal y dimensión orante.
Como síntesis podemos decir, que han sido mujeres de fe y de corazón universal, de bondad y finura en el trato; acogedoras y serviciales. Sus vidas han dejado en nosotras y en otras muchas personas huellas inolvidables de amor, generosidad y gozo al servicio del Reino. Las recordamos con gratitud, son estímulo y testimonio vocacional para nosotras.
Valoramos sus gestos sencillos de vivencia evangélica y carismática que han ido construyendo historia y dando vitalidad al carisma palautiano. Gracias porque con vuestro espíritu misionero “ad gentes”, habéis abierto caminos para enraizar el carisma en la geografía congregacional.
Gracias Sagrario, Isidra y Guillermina, os deseamos la plena participación en el Banquete del Reino y os pedimos que intercedáis por todas nosotras ante el Señor, para que sepamos vivir con la lámpara encendida y que nuestra luz ilumine a los que viven a nuestro lado. Y no os olvidéis de pedir al Señor que “envíe obreros a su mies”.
Un fuerte abrazo, en nombre del Consejo Provincial.
María Esperanza Izco
Madrid, 17 de Noviembre de 2012
0 comentarios