Francisco, a mediados de 1846, emprendió viaje a España para visitar su entorno familiar.

En su gira llevaba como objeto, tantear el ambiente político, con el fin de trasplantar, en su tierra natal, la pequeña semilla fundacional que acababa de nacer en territorio francés. El comienzo de la experiencia, sería en Lérida y Aytona, donde contaba con jóvenes interesadas en ponerse bajo su dirección espiritual, entre ellas algunas sobrinas. A finales de junio de 1848, Juana Gratias, enviada por Francisco, llegaba a España sintiéndose acogida, con entusiasmo,. por las compañeras tanto de Lérida como de Aytona. Iniciaron la experiencia de vida contemplativa, poniendo en práctica las instrucciones, que a modo de Reglas, les redactó el Director. Habitaban en casas, propiedad de familiares; no tenían reconocimiento jurídico alguno, constituyendo pequeñas ‘familias domésticas’.
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