Publicado en LUBARRI. Junio 2016. Revista trimestral del APA del Karmelo Ikastetxea (Donostia)

Este año, en el rito del Jueves Santo, el sacerdote que celebraba la Eucaristía me ha lavado los pies. Creo que he comprendido como nunca a Pedro en aquella noche de Jueves Santo, pero hoy no voy a hablar de Pedro. Me hubiera cambiado por el sacerdote, hubiera sido yo quien lavara los pies, aunque hubieran sido los pies de toda la parroquia.
Quiero hablar del “placer de servir” y sobre esto quiero orar con vosotros en este verano, en este tiempo, de ocio, ¿de no hacer nada?
Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y tenéis razón, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os lavé los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.… (Juan 13, 13-15)
LEE este texto en tu Biblia, lee despacio, no te conforme con hacerlo una vez, vuelve a leerlo. Lee también las notas que tienes a pie de página. Léelo tantas veces que quede en ti grabado como si tú, esa noche, hubieras estado allí.
ESCUCHA, porque la Palabra siempre habla, ilumina tu vida. Ponte a la escucha. Las palabras se han grabado en ti, no como un tatuaje para que lo lea otro, sino como parte de tu vida. Dios quiere iluminar tu vida.
ORA, abre tu corazón al Espíritu, a la vida, a lo que te rodea. Dios es el motor de tu vida para que VIVAS, ahí donde te mueves cada día, en el mundo pequeño o grande que te rodea. ¿Qué impronta pones en tu VIDA según los planes de Dios?
VIVE, la Palabra se hace VIDA dando pasos cortos y sencillos con confianza. Dios hace nuevas todas las cosas cada día de tu vida. No eres super-man, ni super-woman. Eres tú.

Quiero contarte una anécdota de Gandhi antes de ser “Mahatma Gandhi” para que veas que no hay que hacer cosas grandes sólo mirar y actuar:
“En 1888 Mahatma Gandhi fue a Inglaterra, donde estudió Derecho. Una vez iba caminando por una calle de Londres y fue sorprendido por un chaparrón de agua.
Gandhi empezó a correr para huir de la lluvia y logró refugiarse debajo del alero de un lujoso hotel, ahí se quedó parado mientras pasaba el vendaval. A los pocos minutos apareció una lujosa limusina y de ella salió un magnate inglés, le bajaron las maletas y el carro fue conducido hasta el estacionamiento.
– ¡Oye tú!, ¡Agárrame las maletas! – gritó el británico a Gandhi quien no sabía que se dirigía a é; miró hacia los lados y hacia atrás para ver a quién se dirigía el magnate-, ¡eh tú, hindú! – repitió el inglés con fuerza-, ¡He dicho que me agarres las maletas!
Gandhi se dio cuenta de que era a él a quien hablaba el potentado, y entonces se acercó a cargarlas. El inglés le ordenó que lo siguiera hasta el cuarto piso; él subió por el ascensor y el hindú por las escaleras porque en esa época los hindúes eran considerados menos que los demás…
Una vez que Gandhi dejó las maletas en el sitio indicado, se dispuso a retirarse.
– ¡Mira tú, indio!, ¿Cuánto te debo? – dijo el magnate.
– Señor, usted no me debe nada – Gandhi contestó cortésmente.
– ¿Cuánto me vas a cobrar por subirme las maletas? – insistió el hombre.
– Señor – repitió Gandhi -, yo no voy a cobrarle nada.
– ¿Tú trabajas aquí?, ¿No?
– No señor, yo no trabajo aquí; yo estaba en la puerta esperando que dejara de llover para continuar mi camino.
– Si no trabajas aquí, ¿por qué subiste las maletas?
– Porque usted me pidió que lo hiciera… y lo hice
– ¡¿Quién eres tú?!
– Yo soy Mohandas Karamchand Gandhi, estudiante de Derecho de la India.
– Bien, bien… entonces, ¿cuánto me vas a cobrar?
– Señor ya le dije, no le voy a cobrar nada y nunca pensé en cobrarle – dijo Gandhi.
– Si tú no pensabas cobrarme nada por subirme las maletas -dijo
nuevamente el inglés-, entonces ¿por qué me la subiste?
– Señor -expresó el futuro Mahatma- yo le subí las maletas a usted por el inmenso placer que me causa el colaborar con los demás, por eso lo hice, porque para mí servir es un placer. Sí, servir es un placer: ¡Qué inmenso placer!”

Un maestro de la ley preguntó a Jesús ¿Quién es mi prójimo? Jesús contó aquello del “Buen Samaritano” (Lc 10, 25-37) y terminó diciendo: “VETE Y HAZ TÚ LO MISMO”.
Quince jóvenes y no tan jóvenes, a través de PROKARDE, pasarán sus vacaciones de verano echando una mano en Malawi, la India y Guatemala.
«Todos los placeres y satisfacciones palidecen y se convierten en nada ante el servicio abnegado que se presta con alegría» Mahatma Gandhi
¡Se puede! ¡VETE Y HAZ TÚ LO MISMO! Sólo mira a tu alrededor. ¡Feliz Verano!
Mª Victoria (Charo) Alonso
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