JUAN RUBIO, director de Vida NuevaPublica el 26 de enero de 2012

El Papa sonriente usando su iPad
Ya hay quien pide los textos de las lecturas de la Misa en el iPad o en el iPhone, o se los descarga de alguna aplicación. Hay también quien reza el Breviario en modernos soportes digitales y quien se pone sobre la mesa del altar el libro digital para seguir las oraciones. La Biblia, el Catecismo o el Breviario ya se pueden descargar.
Cada vez son más quienes ponen en Facebook sus homilías. Incluso desde Roma hay quien hace en Twitter su comentario evangélico dominical en pocos caracteres.
No hay que tener miedo a este inmenso océano como es la Red, en donde, en solitario, con la pantalla como escafandra, vemos pasar el mundo. Hay quien dice que nada se puede hacer contra un sistema creado por el ejército, difundido por las mafias y potenciado por las redes de prostitución.
Y sí se puede hacer mucho. Se trata de poner alma al nuevo universo. Es muy importante que ante el miedo a las amenazas bélicas de novelistas de ficción, tengamos la confianza y demos alma al invento, aprovechando sus posibilidades. Huir es malo, como lo es dejarlo solo a la Red. Siempre hace falta un suelo y unos ojos para anunciar a Jesús.
0 comentarios