Vive un Adviento distinto

Desde la Ermita “Nuestra Señora de las Virtudes”, te invitamos a caminar haciendo experiencia de senderismo, abiertos al Espíritu para poder respirar paz, silencio y contemplación de la naturaleza que te ofrece este gran pulmón de Barcelona. Descubre la historia de la zona del Barrio “Els Penitents”, con su personaje principal, Francisco Palau, es una apuesta de origen espiritual que permite reencontrarse con la naturaleza, con uno mismo y con el Creador.


Octubre, Noviembre, Diciembre, son meses muy especiales, el verano, se despide y de repente una sutil sensación de aire frío se va apoderando poco a poco de nuestra piel. Reconoces los síntomas al instante y sabes que el otoño aparece como una espectacular explosión de colores. Atrás quedaron las vacaciones y con ellas esos largos días de sol y playa que tanto hemos disfrutado. El otoño pinta los bosques de cientos de colores, y al caminar crujen las hojas bajo nuestros pies y a la vez aún hay árboles con hojas. En el camino nos encontraremos con algunos miradores naturales para contemplar el espectáculo de la ciudad de Barcelona. La naturaleza que rodea el Barrio “Els Penitents”, es un auténtico paraíso de silencio y tonalidades, especialmente cuando el sol, al atardecer, ilumina desde cerca las paredes rocosas, intensificando sus característicos rojizos. Es un verdadero espectáculo para la vista y la contemplación. Es un remanso de paz y tranquilidad, un lugar capaz de serenarnos del bullicio de la gran ciudad. Entre sus frondosos senderos y oscuros recovecos, a veces la caprichosa naturaleza nos muestra veloces siluetas de pájaros, gaviotas, jabalíes, ardillas, conejos… Sigue caminando, nos adentramos en una zona llena de encanto. Bajo un almendro florido y un limonero cargado de frutos y olor, te quedas sobre cogido escuchando el canto de las aves, con mirada contemplativa. Te animo a seguir por esos caminos con luz de Carisma y presencia de memoria histórica. A nuestro paso aplauden las fuentes cristalinas bajadas de manantiales de montaña, asoman enlazados en árbol y la flor. El silbido del viento pone en danza toda la naturaleza, albean entre las rocas los claveles silvestres. Las nubes van pasando sobre esta montaña sagrada, las hojas están temblando ante la fresca lluvia de primeros de diciembre, nos ponemos a contemplar un conjunto de lilas en racimo y espigas, nos envuelve su fragancia. Desde el jardín de una casa se asoman las flores blancas y amarillas del narciso y unas cuantas abejas enganchadas chupando néctar. Allá debajo de una arboleda unos lirios rosa jaspeados mirando a las estrellas; estamos en el camino llamado de las aguas, ciclistas y grupos de bastones en punta, nos cruzan y saludamos, mientras, el sol va dorando nuestras caras. Margaritas pequeñas, campanillas azules van adornando el camino… La naturaleza nos acoge sin juzgarnos. “Permitirse ser como uno es”, es uno de los efectos psicológicos curativos más eficaces. Todo lo que vemos puede convertirse en una inspiración. En la naturaleza nos redescubrimos. También nos beneficiamos de no tener acceso a internet, el correo electrónico y las redes sociales. Disfrutar de los paisajes, del silencio, de las aromas de las plantas y de aire transparente. Párate, déjate abrazar por el silencio, asómbrate…

Recrea la ruta que Francisco Palau recorrió tantas veces en los años 1853 – 1872 que él vivió en éste especial paraje. El itinerario ofrece la oportunidad de tener una experiencia de contemplación, abriéndonos al proceso espiritual de Francisco Palau. El punto de salida empieza en la comunidad Carmelitas Misioneras C/. Vallpar, 3 “Penitents”. Te podemos asegurar que el camino tiene sus sorpresas: si te dejas llevar con generosidad, recibirás también en abundancia. La idea es escapar del asfalto y recorrer parajes, gozando de la naturaleza y la tranquilidad mientras paso a paso, se va respirando aire puro que tonifica la vida y el espíritu. Recorrido que puedes hacer bien andando o en bicicleta. Dentro de la frondosa vegetación descubrirás varios secretos ocultos, donde los tenues colores se dan cita abriéndose camino entre la hojarasca y los altos pinos que confeccionan este entramado cromático. En el P. Palau contemplación y compromiso tienen su misma y única fuente en el amor: “Porque te amo busco en los servicios ocasión de contemplarte” (Esc. 829,7). El silencio, la soledad, la contemplación, oración, son para él lugar de escucha, ocasión de intuición mística y espacio para leer la misión. Este Adviento, abiertos a la acción del Espíritu, nos compromete a ponernos en contacto con personas y situaciones muy vulnerables, que han sido puestos y viven al límite de sus posibilidades humanas. Nuestra cercanía debe ser sanante y humanizadora. El compromiso con el pobre es lugar de encuentro con Dios Encarnado. Dejarnos afectar por la urgencia del entorno. Mantenernos vigilantes, acercando el corazón a Belén. Pasear por los recorridos del camino de las aguas dentro de un entorno cambiante que se abre paso al caminar. Disfruta de la flora y fauna del lugar, pero al mismo tiempo de historia y arte. A lo alto del monte se puede observar la antena de comunicaciones sobre el pico, “el Pico de la Vilana”, y el Templo neogótico del Sagrado Corazón del Tibidabo. Allá donde vayáis dentro de la ciudad, ambas figuras os guiarán cómodamente hacia el norte. Ver amanecer sobre Barcelona desde éste paraje palautiano, es precioso como se va iluminando la ciudad y va cambiando de color. Se pueden identificar los edificios más significativos y sacar fotos para compartir. Desde la altura, Barcelona es un tapiz, como un tablero de juego en movimiento. La ciudad se desparrama hasta el mar, donde se divisan empequeñecidas las siluetas de la Torre Mapfre, el Hotel Arts y la vela del Hotel W Barcelona…
Al bajar de la montaña, conforme te vas acercando al lugar de la “cueva” del P. Palau, sentirás la sensación de que alguien te llama, haz un parón y escucha: “Yo vivo en esta cueva, tiene diez a doce palmos de ancho y once de alto. Ahora hay puerta y ventanilla, y aquí duermo y habito. Aquí he puesto al Dios inmenso hecho pequeño, Niño nacido en una cueva” (Ct. 77 pág. 1160,3) Te invitamos a leer entera la carta, junto con: Ct. 75,2 ; Mis Relaciones, 25 pág. 782.
Con estas imágenes del lugar, las Carmelitas Misioneras de la comunidad P. Palau “Penitents” – Barcelona os desean: Una Navidad llena de paz, compromiso, abandono y adoración.
Hna Francisca Esquius cm
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