Santa María, Madre de Dios

De Evangelio de Lucas 2,16-21

María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón

En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho. Al cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.

MARIA ARQUETIPO DE UNA ESPIRITUALIDAD PARA NUESTRO TIEMPO

(Definimos arquetipo como prototipo ideal que sirve como ejemplo o pauta para reproducirlo).

Hoy, primer día del año 2022. Empieza un año en nuestro calendario: para la fe, es una continuidad, para el planeta es una millonésima de segundo en el conjunto de los billones de años del Universo. Y aquí estamos, muy puestos en decidir quién es quién en el conjunto de nuestro planeta: Quién toma las decisiones de quién vive y quién se extingue… también en la comunidad cristiana, nuestras decisiones pueden decidir quién se conecta con el Dios Vivo o quién sigue apoyando una religiosidad moribunda.

Y la liturgia de hoy nos viene enmarcada en una gran Bendición o decir-bien, de todo, y ello nos recuerda el deseo y cariño de una madre, lo que necesitamos ser para gestar la nueva humanidad. Empieza así:

…El Señor te bendiga y te proteja,

ilumine su rostro sobre ti

y te conceda su favor;

el Señor se fije en ti,

y te conceda la paz. (Números 6, 22-27)

El tiempo actual no es muy distinto del de los orígenes del Cristianismo, por su complejidad socio-política y también religiosa.

El Evangelio de Lucas nos cuenta al principio de su relato que un anuncio al sacerdote del templo, Zacarías, no acogido, le deja mudo, porque interrumpe la comunicación con Dios al no fiarse de su Palabra, él, el que rezaba en nombre de todo el pueblo.

Entiendo la mudez también como el que hablando no dice nada, homilías repetitivas… ausencia de profetismo también en los responsables del templo de hoy.

La mudez de Zacarías, contrasta con la fe de su anciana esposa, que se atreve a creer contra toda lógica, y concibe y da a luz a un profeta, el cual, aprendió de su madre a serlo, anunciando con su vida que venía otro a quien él sólo preparaba el camino.

Esta fue la experiencia de Isabel, que recibe la visita inesperada de Miriam de Nazaret que también está gestando la vida que viene del Espíritu- Ruah.

Ellas toman otra ruta, y fecundadas por el Espíritu del Dios vivo, caminan y corren y se abrazan y danzan y denuncian la injusticia, anunciando un tiempo nuevo.

Isabel acoge el anuncio, y también la joven Miriam, quién a diferencia de Zacarías –el cual pide garantías– pregunta con inteligencia y apertura, cómo será aquello, y en ese diálogo –primera escuela de oración cristiana– la mujer de tú a tú con Dios, es la que propicia la presencia humana del Abba: Jesús.

Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer… como sois hijos, Dios envió a vuestros corazones al Espíritu de su Hijo que clama: Abbá, Padre. Así que ya no eres siervo sino hijo, y si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios (Gal 4,4-7)

Los signos son para que entendamos por dónde anda Abba. Y nos hablan de una cueva, lugar que solemos esconder, tal vez lo identificamos con nuestra sombra, sin saber que ahí está la luz. Y nos hablan de unos astrólogos que siguiendo las estrellas se encuentran con Su estrella. Y nos dicen por dónde ir para encontrarla y por donde no ir.

Está claro, el único camino es el que evitamos.

Evitamos bajar a nuestra cueva, evitamos la intemperie por donde andan los pastores, los que también se dejan acompañar por las estrellas.

¡Qué poco nos gusta la noche! y sin embargo, es en el único espacio donde se pueden contemplar y disfrutar de las estrellas. Sólo que haya una luz artificial, ya brillan menos, y como consecuencia, nos cuesta discernir por dónde seguir.

Y nos dice Lucas, que la señal es encontrar a un niño envuelto en pañales…maravillosa descripción de la humanidad de Dios. Y a una chica: María que conservaba el recuerdo de todo esto, meditándolo en su interior (Lc 2,19).

Y yo sugiero que esta es una señal para nuestro mundo vacío de espiritualidad, cansado de una religión casi muda, o a veces, preferentemente muda.

La señal es que al inicio del cristianismo, está UNA MUJER QUE MEDITA.

Ella nos lo dice todo. Este es el arquetipo que hemos obviado y que mientras no lo atendamos y cultivemos, no veremos las estrellas, ni niños en las fronteras, ni mujeres consagrando la vida. Tampoco la madre de Jesús es digna del sacerdocio, por ser mujer (???)

Ella consagra su vida a educar al que nos dará la siguiente clave, la que llena la meditación silenciosa de Vida y futuro:

Al principio ya existía la Palabra, y la palabra era Dios. Ella contenía vida y la vida era la luz para la humanidad: esa luz brilla en la tiniebla y la tiniebla no la ha apagado… a los que la aceptan los hace capaces de hacerse hijos de Dios: a esos que mantienen la adhesión a su persona… (Jn 1, 1ss)

María encuentra en el silencio reflexivo el consuelo, el camino y la fuerza para gestar la Palabra, como nosotros, cuando oramos desde el silencio, escuchando la Palabra que, como en ella, toma la forma del Cristo.

María nos abre el camino, hoy, primer día de un año, que se nos regala, y que es un gran interrogante, para que lo vivamos en plenitud, como hijas de Dios.

Que el Señor nos bendiga y proteja. Que nos ilumine y se fije en nosotros para que merezcamos ser llamados hijos de Dios.

La meditación es la llave que abre la puerta a la cueva y que nos conduce a la Fuente. Es en ese silencio donde nos unimos con todas las personas de bien, de todas las religiones y espiritualidades, que han descubierto ahí la vida. Es la gran herramienta que puede enderezar el eje de nuestra vida y el del Planeta. Y, como siempre, todo empieza con una mujer. Feliz Año todas las mujeres, que como María de Nazaret bendecís, consagráis, predicáis, acompañáis la Vida.

¡Feliz y bien-empezado 2022!

Magda Bennásar Oliver, SFCC

www.espiritualidadintegradoracristiana.es

FIESTA DE SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS.
TRES ACTITUDES PARA EL NUEVO AÑO

El libro bíblico de los Números no lo escribió san Francisco de Asís (Nm 6,22-27)

Muchas personas piensan que esta bendición es de san Francisco de Asís. La escribió muchos siglos antes un autor bíblico para que la pronunciaran los sacerdotes sobre los israelitas. Es tan breve, clara y profunda que cualquier comentario sólo sirve para estropearla.

Tres actitudes para el nuevo año (Lucas 2,16-21)

El texto relaciona dos acontecimientos muy distintos, separados por ocho días de distancia. El primero, la visita de los pastores, es lo mismo que leímos el 25 de diciembre en la segunda misa, la del alba. En la escena se distinguen diversos personajes: empieza y termina con los pastores, que corren a Belén y vuelven alabando y dando gloria a Dios; está también presente un grupo anónimo, que podría entenderse como referencia a la demás gente de la posada, pero que probablemente nos representa a todos los cristianos, que se admiran de lo que cuentan los pastores. Finalmente, el personaje más importante, María, que conserva lo escuchado y medita sobre ello.

Estas tres actitudes se complementan: la admiración lleva a la meditación y termina en la alabanza de Dios. Tres actitudes muy recomendables para el próximo año.

La segunda escena tiene lugar ocho días más tarde. Algo tan importante y querido para nosotros como el nombre de Jesús lo cuenta Lucas en poquísimas palabras. Su sobriedad nos invita a reflexionar y dar gracias por todo lo que ha supuesto Jesús en nuestra vida.

En vez de propósitos y buenos deseos, una buena compañía

El comienzo de año es un momento ideal para hacer promesas que casi nunca se cumplen. También se formulan deseos de felicidad, generalmente centrados en la clásica fórmula: salud, dinero y amor.

La liturgia nos traslada a un mundo muy distinto. Abre el año ofreciéndonos la compañía de Dios Padre, que nos bendice y protege, de Jesús, que nos salva, de María, que medita en todo lo ocurrido.

José Luis Sicre

DIOS ESTÁ MÁS ALLÁ DEL CONCEPTO DE PADRE Y DE MADRE

En esta fecha es inevitable hablar de tres temas: La paz, María Madre y el tiempo. Empezaremos hablando de la paz. Se nos llena la boca al pronunciar esta palabra, pero no nos interesa demasiado afrontar los problemas que plantea. Todos pedimos a Dios que nos libre de la guerra, pero no estamos dispuestos a exigir en nuestro entorno justicia, que es la condición de una auténtica paz. Luchar por la paz haciendo la guerra garantiza el fracaso. El concepto de guerra preventiva es más perverso que la ley del talión. El ser humano se puede defender de toda agresión sin tener que luchar contra nada ni contra nadie, trabajando por el bien de todos y cada uno de los hombres.

Juan XXIII, en su encíclica “Pacem in terris”, advirtió que la paz será la consecuencia de la Verdad, la Justicia, la Libertad y el amor. Esto lleva consigo tener claro que ningún ser humano es más que otro. Mientras no nos enteremos de esto, mientras haya un solo hombre que se sienta superior, no podrá haber paz. Estamos a años luz de esta utopía, que sin embargo debe ser el fundamento de toda relación humana. Hay muchas personas que intentamos ser justos, ser amables, ser comprensivos, pero con la condición de que no se ponga en duda nuestra superioridad. Esta postura es de auténtica hipocresía.

Unos buscamos la paz de los cementerios: ¡Que nadie se mueva! ¡Ay de aquel que se atreva a vivir! Ahí están los “vivos” de siempre, impidiendo el más ligero signo de vida a los demás. Otros nos contentamos con la paz romana: todos sometidos al servicio del imperio. Una paz que responde a la ley del más fuerte, sostenida con bombas y cañones. ¿Que mueren personas inocentes?, son inevitables “daños colaterales”. ¿Que quedan seres humanos destrozados en el camino?, da lo mismo, lo importante es que se han cumplido los objetivos. Paz conseguida gracias a que la inmensa mayoría de la humanidad no tiene capacidad de reivindicar los más elementales derechos.

La que debíamos buscar todos es la paz armonía, fruto de la Justicia. Pero el mayor enemigo de la justicia es la legalidad que unos pocos privilegiados imponemos a todos, buscando siempre nuestro provecho. ¿Qué pasaría si las leyes del comercio mundial las hicieran los países más pobres, los que pasan hambre hasta la muerte? El primer objetivo de las grandes coaliciones entre las naciones es defender sus intereses económicos. ¿Contra quién? Es demencial. Y encima tenemos que estar oyendo todos los días que somos los buenos. ¡Qué iba a ser del mundo si no fuera por nosotros!

Debemos tomar conciencia de pertenecer a una familia, donde no haya ni superior ni inferior, ni señor ni esclavo, esta es la clave del mensaje evangélico. La transformación debe empezar dentro de cada ser humano. Si desterrásemos de nosotros todo egoísmo, se terminarían todas las guerras. Según Jesús, es más humano el que es capaz de amar más. Es inútil pretender una plenitud humana a costa de los demás.

María Madre. Es la fiesta más antigua de María que se conoce. Pablo VI la recuperó del olvido. Es bonito empezar el año mirando a María Madre, sobre todo si aprendemos a verla sin capisayos y abalorios. La primera imagen que el hombre primitivo tuvo de Dios, fue la de Madre. María Madre viene a suplir las carencias que conllevaba la idea de un Dios exclusivamente Padre. La maternidad de María es un dogma, que fue definido en Éfeso en el 431. Es muy interesante constatar que ese dogma tuvo que ser aclarado y en cierto modo limitado veinte años después por el concilio de Calcedonia (451) afirmando que María era madre de Dios «en cuanto a su humanidad». Esta aclaración la hemos olvidado por completo y seguimos interpretando mal lo que en el dogma se quiso declarar.

El dogma se definió para confirmar, que el fruto del parto de María fue una única persona, contra la tesis nestoriana que afirmaba dos personas en Jesús. Fue una definición cristología, no mariológica. María no era aún motivo de la reflexión teológica. No debemos olvidar que este concilio lo promovió Nestorio para que condenara a Cirilo, que proclamaba una sola persona en Cristo y por lo tanto que María era con pleno sentido, madre de Jesús Hijo de Dios. A Nestorio le salió el tiro por la culata, y fue condenado él; pero a punto estuvo de condenarse como herejía el dogma definido.

Este dogma de la «Theotokos» (la que pare a Dios) se ha entendido mal, porque no se ha tenido en cuenta el sentido que tenían las palabras en aquel contexto. Es el mejor ejemplo de cómo, conservando las palabras, estamos diciendo algo completamente distinto de lo que se quiso definir. En aquella época, se creía que la nueva criatura procedía totalmente del padre. La madre no tenía otra misión que la de ser recipiente donde se desarrollaba la semilla. No se tenía ningún inconveniente en aceptar que alguien pudiera ser hijo de un dios naciendo de una mujer. Es ridículo hablar hoy de Hijo de Dios en sentido biológico.

En la concepción de Jesús, no podemos mezclar lo biológico y el divino. Se trata de dos planos de naturaleza distinta que no tienen posibilidad de interferir uno en otro. En el orden espiritual, lo biológico no tiene ninguna importancia. Hay que defender con rotundidad que, lo que Jesús fue y significó, sólo podía ser obra del Espíritu. Eso nadie lo pone en duda. En los relatos del nacimiento y del bautismo de Jesús, se ve con toda claridad: “Concebido por el Espíritu Santo”; “Nacido del Espíritu Santo”; “Ungido por el Espíritu Santo”; “Movido por el Espíritu Santo”; “El Espíritu es el que da vida, la carne no vale nada”.

Lo que estamos celebrando es que María hace presente a Dios (Emmanuel). S. Agustín dice que María fue madre de Dios, no por su relación biológica, sino por haber aceptado el proyecto de Dios. En eso, María puede seguir siendo modelo porque todos tenemos a Dios en el centro de nuestro ser y todos tenemos que dar a luz a Dios (Eckhart). Los primeros padres llamaban a la Iglesia partera, porque su misión era ayudar a los seres humanos a alumbrar a Dios. Dios sigue dándose a todos y cada uno de los hombres. Descubrir y experimentar ese don es la tarea más importante que puede llevar a cabo un ser humano.

El tercer tema tiene que ver con el tiempo (Año Nuevo). El comienzo del año nos tiene que hacer pensar en el tiempo y en la eternidad. Como seres construidos de materia, formamos parte del tiempo, del devenir, de la evolución. Pero a la vez, la eternidad, de alguna manera, nos está atravesando. Si camináramos por el tiempo con los ojos bien abiertos, descubriríamos horizontes de eternidad en la misma temporalidad. El concepto de eternidad que manejamos, como algo que está más allá del tiempo, nos está jugando una mala pasada. Alcanzaremos la eternidad sumergiéndonos en la temporalidad hasta el fondo.

En el NT se manejan dos conceptos muy distintos de tiempo. Uno es “Chronos” el tiempo astronómico (la medida del movimiento), que nos permite conectar con la realidad material y sentirnos inmersos en la contingencia. El otro concepto es el “Kairos”, que sería el tiempo psicológico o espiritual. Este nos permite ir más allá del tiempo y experimentar en cualquier momento lo trascendente, lo divino, la eternidad.

Fray Marcos

Documentación:  Liturgia de la Palabra

Documentación:  Meditación

Documentación:  Plegaria: Que el año que nace

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