
El día 5 de Mayo tuvimos la suerte de contar con la Hna Aurora ocd, del Convento de Capitanía de Granada, para dar su testimonio vocacional a los alumnos de 2 de Bachillerato, en el colegio, El Carmelo.
En el año Teresiano es importante que la Santa hable a nuestros alumnos a través de sus hijas del siglo XXI, dando a conocer que esta vida sigue teniendo sentido hoy.
Fue un testimonio que impresionó a los chicos que le preguntaban como podía vivir en un convento sin salir a la calle y ser feliz…Ella, con la alegría que le caracteriza, les contó como el Señor cuando se empeña en una persona no le sirven las excusas. Había terminado su carrera y estaba trabajando en la facultad de Granada, además de compaginar con estudios de música y como el Señor se vale de cualquier medio, pues a ella se le hizo presente a través de San Juan de la Cruz, pues su hermano tenía que hacer un trabajo y este cayó en sus manos. A parir de aquí fue conociendo al Santo y esto le hizo acercarse al Carmelo, a partir de este momento comenzó la cuenta atrás de lo que sería una vocación que la vive con alegría y entrega en el Carmelo Descalzo, intentando ser fiel, fuerte y feliz. Los alumnos se interesaron en todo su proceso y en como vive un carmelita descalza un día cualquiera. En algunos de ellos surgió el gran interrogante del sentido de esa vida, ya que no creen que la oración sin acción hacia fuera, tenga sentido hoy. También la gran pregunta si es realmente feliz…. Si no ha sentido la necesidad de escapar….a todos estos interrogantes Aurora fue dando un mensaje claro, el Señor nos quiere felices y eso se hace realidad en la vida de oración y de comunidad.
A la semana siguiente tuvimos en la clase a las Hnas Mirta Bibbo (Trigueros) y María José García (Torremolinos), carmelitas misioneras que dieron su testimonio vocacional a los mismos alumnos, también a ellas les cuestionaron si no habían tenido nunca la duda de la vocación, y no habían sentido la inquietud de ser esposas y madres. Ellas contestaron desde la ilusión que da la entrega a los hermanos, jóvenes o ancianos que nos necesitan y sienten en nosotras ese apoyo para sentirse queridos por Dios. Dejaron clara la vocación de la carmelita misionera, «la comunión» Dios y los prójimos, esto es lo que da sentido a nuestra vida de mujeres enamoradas y consagradas a un Dios que es todo Amor.
La experiencia ha sido positivamente valorada por los alumnos, ahora toca rezar para que la semilla sembrada de frutos y si a algunos de ellos les pide el Señor un compromiso más fuerte, sean generosos en la respuesta.
Angélica Conde cm



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