¡Hola! Somos Lucía y Ana, dos jóvenes de los 200 becados por la Conferencia Episcopal Española que hemos participado en el encuentro Together del 30 de septiembre al 2 de octubre en Roma.
En primer lugar no queríamos dejar pasar la oportunidad de agradecerles a las Hermanas Carmelitas Misioneras la oportunidad que nos han brindado para poder participar en este encuentro, especialmente a las hermanas del equipo de PJV.
Respecto al encuentro en sí, destacamos varias cosas, pero sobre todo, ambas estamos de acuerdo en que no podía tener mejor nombre que «Together», hemos sentido lo que es estar todos «Juntos».
Ha sido una experiencia muy enriquecedora, al compartir esos días con jóvenes de diferentes movimientos y realidades del mundo entero pero especialmente de toda España con los que hemos compartido más tiempo, y es que desde el momento en que nos montamos en el avión y cada una de nosotras nos tocó con dos completos desconocidos al lado y sentir que éramos hermanos y que cada uno a su manera, pero que teníamos muchas ganas de vivir la experiencia, darlo todo, y estar en completa escucha para entender por qué estábamos allí y qué tenía que decirnos Cristo a nosotros, en aquel momento concreto, fue una conexión muy especial.
El sábado fue el día del encuentro que empezamos participando en un taller que se titulaba «Juntos, ser hoy testimonios del Evangelio de una manera creíble» un tema que nos resultó muy interesante y que nos hizo debatir en grupos sobre cómo puedo hacer yo para que la iglesia actual sea creíble, ¿qué está en mi mano hacer? Y enfocándose también en que tenemos que castigar los abusos sexuales dentro de la Iglesia.
Por la tarde tuvo lugar el encuentro con el Papa en la Plaza de San Pedro, y nos hizo reflexionar mucho sobre la unión que él busca, de todos los cristianos, y lo importante que es el respeto y la comprensión; también nos quedamos con algunas palabras que nos dirigió a todos los jóvenes que estábamos allí y sobre todo destacar que nos pidió que caminemos juntos, no sólo los católicos, sino todos los cristianos, todo el Pueblo de los bautizados, todo el Pueblo de Dios. También habló sobre el silencio, que como creyentes es un momento lleno de espera y de disponibilidad, en un mundo lleno de ruido, porque la verdad no necesita gritos violentos para llegar al corazón de los hombres. Necesitamos librarnos del ruido para escuchar la voz de Dios, porque sólo en nuestro silencio resuena su Palabra.
Fueron tan solo 3 días pero tan intensos que nos ha costado mucho explicar todo lo que sentimos, solo una vez más deciros que muy agradecidas por la oportunidad. Gracias.
Ana y Lucia
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